El 25 de noviembre del año 2006 las fuerzas represivas federales acantonadas en las inmediaciones del Zócalo capitalino – apoyados por la policía estatal y de tránsito del estado- durante 7 horas arremetieron con todo su arsenal contra los miembros de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) que pretendían realizar un cerco que duraría 48 horas. Este hecho derivó en cientos de detenidos, más de 140 heridos y 3 muertos.
Para el 25 de noviembre el PRI y el PAN ya habían acordado cerrar filas en torno a Felipe Calderón para que este pudiera tomar protesta como presidente de México ante las evidentes expresiones de inconformidad por un proceso electoral lleno de irregularidades.
El pacto PRI-PAN también contempló la llegada de los federales a Oaxaca para disolver el movimiento social que constituyó la APPO que tuvo como una de sus razones principales exigir la renuncia del gobernador de ese entonces, Ulises Ruiz Ortiz.
En perspectiva desde mayo del 2006 hasta aquel fatídico 25 de noviembre Oaxaca vivió 7 meses de uno de los procesos unitarios históricos, las demandas de carácter económico superaron sus límites y se convirtieron en lucha política por un cambio de régimen.
La constitución de la APPO nos brindó un ejemplo claro de lucha organizada donde el papel de la asamblea tuvo una relevancia importante, de manera colectiva y en amplias discusiones se tomaban las decisiones de la lucha. Se crearon espacios de discusión en las barricadas, en las colonias, en los sectores organizados que discutían en sus espacios y se centralizaban en el Consejo de la APPO.
La movilización del 2006 permitió ejercitar distintas formas de lucha y valorar el papel de los medios de comunicación para transmitir información y organizar a las masas. Por otro lado, la disolución de la APPO por la represión nos deja como lección que es necesario fortalecer más el papel de las asambleas y la conciencia de clase para poder sostener la lucha en cualquier escenario frente al enemigo de clase, la burguesía, el imperialismo, los reformistas y demás sostenedores.
La APPO sigue siendo un baluarte y ejemplo que puede perfeccionarse para mejorar en futuras batallas del proletariado, la juventud y los pueblos de México.