Cuando empezamos a planear nuestro seminario sobre la Revolución de Octubre, elegimos el tema “La Revolución de Octubre y su Influencia en el Movimiento Obrero Alemán”. Es un tema amplio, que no podemos cubrir completamente. Sin embargo, lo elegimos ya que queremos reflexionar sobre las huellas dejadas en nuestro país por la Revolución rusa de octubre de 1917. ¿Cómo debemos abordar este tema?

Decidí abordar el tema basado en la situación actual de la lucha de clases. Esperamos que nuestros interlocutores, con quienes hablamos de la cooperación más amplia posible en la lucha de clases, la aborden de la misma manera y la pongan en práctica. Esta es la precondición mínima para establecer la unidad con el fin de formar el Partido Comunista de los Trabajadores, que se necesita urgentemente. Ernst Thälmann (líder del Partido Comunista de Alemania desde 1925 hasta 1933, cuando el gobierno nazi se estableció en Alemania y Thälmann fue encarcelado) nos entregó  una idea  sorprendentemente relevante en su artículo conmemorativo “Die Lehren des Hamburger Aufstandes” (“Las lecciones de la sublevación de Hamburgo”). Él escribió en ese momento, en 1925:

“Si conmemoramos hoy el segundo aniversario de la lucha callejera de Hamburgo, la conmemoramos no sólo porque se repita en el calendario… Los aniversarios no son para nosotros comunistas y trabajadores con consciencia de la clase días vacíos de recogimiento, sino pautas para la lucha de clases, guías para la acción…

¿Qué queda del Octubre Rojo en el movimiento obrero alemán, cuál es su influencia hoy, qué lecciones sacamos de él?

Queremos establecer algunas prioridades en relación con la Revolución de Octubre. Queremos examinar esas prioridades tan profundamente como sea posible y conectarlas con la historia de nuestro movimiento comunista para recordar aspectos esenciales de la misma, a la manera de Thälmann:

“Si hoy en día, en el centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, la conmemoramos, no es sólo porque se repite el día en el calendario… Los aniversarios no son para nosotros comunistas y trabajadores con consciencia de la clase días vacíos de recogimiento, sino pautas para la lucha de clases, guías para la acción…

Me concentraré en cuatro temas:

  1. La paz. La lucha contra la guerra imperialista.
  2. La cuestión de los campesinos trabajadores.

Los  sóviets El papel de la revolución, de la insurrección armada, del partido comunista.

Ninguno de estos temas es obsoleto para nosotros; ninguna consideración de la Revolución de Octubre puede ignorar ninguno de ellos!

Además, los dos primeros temas en particular tienen gran relevancia para nosotros hoy en día, y de aquí a corto tiempo, también.

  • Los problemas de los campesinos, su endeudamiento masivo y su ruina, la contradicción entre la agricultura convencional, por un lado, y la agricultura ecológicamente sostenible, por otro.
  • Las cuestiones del movimiento pacifista frente al peligro, cada vez más agudo, de una gran guerra imperialista.

 

  1. ¡La paz! ¡La lucha contra la guerra imperialista!

 

La gran Revolución Socialista de Octubre y la anterior revolución de febrero de 1917 se desarrollaron directamente a partir de la primera guerra mundial imperialista. Esa guerra de ladrones imperialistas causó crueldad y brutalidad hasta entonces desconocida. Fue provocada por las potencias centrales imperialistas, Alemania y Austria-Hungría. Pero los Estados enemigos de la Entente también eran depredadores imperialistas.

La tregua entre las tropas alemanas y rusas en torno al año 1917/1918 fue acogida especialmente por los soldados rasos. Nuestra foto muestra a los soldados rusos y alemanes celebrando la tregua juntos. Ya no podían detenerse. Por fin había fraternización.

La agresiva propaganda nacionalista había perdido fuerza en el infierno de las batallas. Los soldados rasos se dieron cuenta de que no eran más que carne de cañón para sus gobernantes imperialistas que, al mismo tiempo, representaban la clase capitalista que se llenaba de los enormes beneficios de la guerra. El anhelo de paz se hizo cada vez más fuerte, y eso era un peligro creciente para el gobierno capitalista.

Los imperialistas de la Alemania imperial y sus apologistas socialdemócratas habían sido desenmascarados ante la clase obrera alemana en medio de la guerra por Karl Liebknecht, con un folleto de la Liga Spartacus distribuido en cientos de miles de ejemplares:

“¿Cuánto tiempo seguirán las jugadas del imperialismo abusando de la paciencia del pueblo? ¡Basta y suficiente de esta carnicería! ¡Abajo los belicistas en ambos lados de la frontera!

¡Poner fin al genocidio!

¡Proletarios de todos los países, sigan el ejemplo heroico de sus hermanos italianos! ¡Unidos en la lucha de clases internacional contra las tramas de la diplomacia secreta, contra el imperialismo, contra la guerra, por la paz en un espíritu socialista!

¡El principal enemigo está en nuestro propio país!”

Citado según: Spartakus spricht. Kampfdokumente der Spartakusgruppe aus der Zeit des ersten Weltkriegs. (Documentos de Lucha de la Liga de Espartaco de la época de la Primera Guerra Mundial, seleccionados e introducidos por Karl Zeisler, Berlín (RDA) 1961, p.31)

Consideramos estos argumentos como relevantes hoy en día; Se aplican directamente a la situación actual.

Frente a las contradicciones internacionales, cada vez más críticas, entre las grandes potencias imperialistas modernas, por un lado, y entre ellos y los Estados y pueblos oprimidos y dependientes, es al menos sorprendente ver que en las encuestas de opinión, muchas personas en Alemania se oponen a las acciones de la Bundeswehr (fuerzas militares alemanas) en el extranjero, así como a la exportación de armamentos por el imperialismo alemán.

Es evidente la aparente ineficacia relativa de la demagógica e inflamatoria propaganda anti rusa en Alemania dirigida contra Putin y su gobierno. Esta propaganda no corta hielo con mucha gente, a pesar de los grandes esfuerzos realizados por el gobierno alemán, en los medios de comunicación cercanos al gobierno, etc.

Alemania imperialista es el tercer mayor exportador de armas del mundo. La continua afirmación de que la mayor parte del suministro de armas del gobierno de Berlín va a sus “aliados de la OTAN” es pura hipocresía. Turquía es un cliente constante. Pero este país ha hecho la guerra durante muchos años, tanto dentro del país como en el extranjero. Su ejército interviene en los territorios kurdos en Turquía, así como en el norte de Irak y el norte de Siria.

Además de fábricas de armas enteras, los Emiratos del Golfo y Arabia Saudita están recibiendo tanques, misiles, armas menores, etc. Todo el mundo sabe qué papel juegan estas  potencias en las guerras en el Medio Oriente. Siria, Yemen, Iraq, son sólo algunos ejemplos principales.

El conflicto sobre Ucrania es de especial importancia dada la situación cada vez más crítica en toda la frontera de la OTAN con Rusia. El imperialismo alemán está involucrado como el principal poder a lo largo de la UE. Con la ayuda del Acuerdo de Asociación entre la UE y Ucrania, la cooperación militar con la OTAN, el acuerdo de libre comercio de la UE mediante el cual Ucrania también será separada de su mercado natural con Rusia, así como se están llevando adelante la incorporación de Ucrania en la zona occidental de influencia hasta la frontera con Rusia. La OTAN se encuentra ahora directamente a lo largo de toda la frontera occidental de Rusia (con la excepción de Bielorrusia). La UE, la OTAN y Alemania están actuando muy agresivamente para que se firme y se selle dicho acuerdo. El deseo oficialmente expresado por Rusia de negociar con la UE sobre los intereses rusos en relación con la asociación de Ucrania fue bruscamente rechazado en 2013. Los acontecimientos alrededor de Maydan fueron controlados por los imperialistas con la participación activa de Alemania pero también de los EEUU. En 2013 el Ministro de Relaciones Exteriores alemán Guido Westerwelle lo demostró en el Maydan en Kiev contra el presidente legal Yanukovich. El sucesor de Westerwelle, Steinmeier, el actual presidente de Alemania, había participado activamente en la negociación del engañoso acuerdo por el que se preparaba la violenta expulsión del presidente Yanukovich, después de haberle sumido en una falsa sensación de seguridad.

Mientras tanto, las relaciones en el este de Europa están tan tensas que tropas de la Bundeswehr con fuerza de batallón, con tanques y armas, están estacionadas en Lituania, también como la fuerza de mando de un grupo internacional de intervención rápida de la OTAN.

Es asombroso que muchas personas se nieguen a aceptar la propaganda de guerra que acompaña a esta peligrosa situación.

Esta situación amenazante nos lleva de nuevo a la época de la Revolución de Octubre, incluso al tiempo inmediatamente anterior. En esta situación, enfatizamos la relevancia de la declaración de Karl Liebknecht: ¡El principal enemigo está en casa!

Consideramos la popularidad de Liebknecht entre los sectores de la juventud y el movimiento por la paz como ejemplo de la relevancia de la influencia del Octubre Rojo. Liebknecht se levantó, como nadie en Alemania, por la solidaridad con los bolcheviques y la Revolución de Octubre.

Estamos tratando de exponer las maniobras diplomáticas del gobierno de Berlín y su juego hipócrita, arriesgando conscientemente una guerra imperialista. Nosotros demandamos:

  • ¡Derogatoria del Acuerdo de Asociación entre la UE y Ucrania!
  • Fuera la OTAN de Ucrania!
  • Ejército alemán fuera del Este!
  • ¡No a la utilización de las fuerzas militares alemanas en el extranjero!
  • ¡No a la exportación de armas!

Estamos a favor de obstruir el imperialismo alemán en nuestro país, por hacer imposible su política de peligro de la guerra y de preparación para la guerra. La declaración de Liebknecht en el Reichstag en 1912, poco antes del estallido de la matanza de la Primera Guerra Mundial, es muy relevante. En ese momento, denunció las armas de Krupp, una gran empresa alemana en el campo de la producción de armas. Su discurso de 1912 en el Reichstag podría ser nuestra guía:

“… es necesario señalar que todos los pecados de su política interna no pueden ser compensados por el hecho de que usted hunde al pueblo alemán en conflictos de política exterior o los conduce a un frenesí chauvinista”.

Por lo tanto, nuestra tarea hoy es arrojar luz sobre los actuales “pecados” de la política interna y externa alemana, para evitar que los trabajadores, empleados y jóvenes alemanes sean enviados, por tercera vez, contra sus hermanos de clase rusos y contra la pueblo de Rusia, para que podamos luchar por la paz entre nuestros pueblos.

Debido a la interminable campaña chovinista de odio contra Rusia, estamos limitados a la cuestión de Rusia. Exponemos el hecho de que esta campaña de odio contra Rusia y contra el Presidente Putin tiene rasgos ofensivos, agresivos e incluso racistas. Sin embargo, persistimos en nuestra crítica necesaria de la política de Rusia, desenmascarando los intereses capitalistas e imperialistas de Rusia. No describimos a Rusia como una potencia de paz ya que ese país es, simplemente, capitalista.

También no dejamos de aclarar el papel agresivo del imperialismo norteamericano. No es nuestra tarea silenciar o minimizar el carácter imperialista o destacado de ningún poder.

Como antes del Octubre Rojo, nuestra tarea es denunciar a nuestro propio imperialismo, su militarismo, su peligro para los trabajadores, los empleados, los jóvenes, etc. El enemigo principal está en casa. Luchar por la revolución socialista en nuestro país es nuestra contribución a la paz!

Otra influencia del Octubre Rojo, especialmente entre los jóvenes y en los sectores del movimiento por la paz, se demuestra en la popularidad de los eslóganes de Liebknecht en su versión actual: “Las luchas no  son  entre Estados y pueblos, sino entre los de arriba y los de abajo”. Algunas de las iniciativas de paz y antimilitarismo, como por ejemplo el OTKM en la región de Stuttgart se ven en la tradición de Liebknecht. Y así directamente en la tradición del Octubre Rojo. A pesar de ello, esta posición no es del todo incuestionable. Organizaciones comunistas como el KPD (Rote Fahne), y también la Freidenkerverband (Asociación de Librepensadores), tratan de posesionar la idea de una “Rusia como potencia de paz” dentro del movimiento por la paz. Nos reprochan a nosotros y a otros por la teoría de la equidistancia, afirmando que nos situamos por igual entre la “potencia de paz”: Rusia y los agresivos imperialistas como Alemania. Les preguntamos directamente: cuando tratamos de obstruir a “nuestro propio” imperialismo alemán, cuando tratamos de convencer a nuestros compañeros de trabajo ¿cómo estamos siendo equidistantes? Apoyamos a los pueblos atacados de la Federación Rusa cuando atacamos a “nuestro” imperialismo, que está tratando de incitar al pueblo contra ellos. Si el gobierno de Rusia, su presidente y el Estado ruso fueran en realidad una potencia de paz, ciertamente no se opondrían a lo que estamos haciendo.

También rechazamos la posición de Rusia como potencia de la paz, ya que ignora la lección del Octubre Rojo que, en una guerra entre potencias imperialistas y capitalistas, los trabajadores, los empleados y los trabajadores del campo deben mantener la solidaridad contra las potencias imperialistas, y si la guerra No puede evitarse, convertir la guerra en una guerra civil contra el propio Estado y la clase dominante capitalista. Por supuesto, somos solidarios con el pueblo de Rusia porque históricamente han llevado a cabo una resistencia contra el imperialismo alemán.

Además, rechazamos también la concepción de la Asociación de Librepensadores y de otros, puesto que tal posición hace que la unidad de acción sea inadmisiblemente estrecha, excluye a las personas que se oponen a la agresión alemana, también contra Rusia, pero que no tienen ninguna simpatía con esta presunta potencia de paz.

Por lo tanto, la demanda de paz es relevante hoy en día y las dos catastróficas guerras del ladrón imperialista,  del imperialismo alemán tienen su efecto hasta ahora. Además de los fascistas y nacionalistas alemanes, que lamentablemente se están reorganizando, sólo hay unas pocas personas que sienten entusiasmo por las aventuras bélicas. La firme solidaridad emocional y práctica con los refugiados que llegaron a Alemania contiene un vigoroso momento de solidaridad con el pueblo de abajo contra la gente de arriba, un veredicto contra el nacionalismo y la guerra.

 

  1. La cuestión campesina

 

La cuestión de los campesinos también es fundamental, aunque sólo se pueda discutir brevemente aquí. Sin embargo, es parte de nuestro tema.

Sin la alianza de los obreros y campesinos rusos, la Revolución de Octubre no habría sido factible. Una revolución socialista es inconcebible sin la solución a la cuestión campesina, ni siquiera hoy!

En la revolución de febrero de 1917 la demanda de tierra, por la expropiación de los grandes terratenientes, ya jugaba un papel central para los campesinos. Pero el Gobierno Provisional de Lvov y Kerensky, formado después de la insurrección de febrero, traicionó esta demanda central de los campesinos y los pobres de las zonas rurales. Sólo los bolcheviques actuaron según sus palabras. El 27 de enero de 1918, el CEC (Comité Ejecutivo Central) aprobó ya la “Ley básica sobre la socialización de la tierra y la propiedad”. Toda la tierra rusa pasó a ser propiedad de los trabajadores. La distribución de la tierra se llevó a cabo, pero también se formaron las primeras granjas estatales y los primeros talleres mecánicos en el campo (precursores de las estaciones de máquina y tractores). Los obreros revolucionarios comenzaron a ocuparse de las cuestiones rurales.

Es bien sabido y sólo queremos recordar brevemente aquí: la historia de la agricultura socialista rusa, la agricultura soviética, es una historia de la más dura lucha de clases.

Rosa Luxemburgo criticó la política campesina y terrateniente de los bolcheviques en su obra póstuma “La revolución rusa”. Pero esto se originó en su aislamiento sin información completa, en la prisión sólo unos meses después de la Revolución de Octubre. No tuvo más influencia sobre la versión publicada, porque la reacción alemana la había matado horriblemente. Pero ella  asumió  una mirada perspicaz en la revolución alemana, y esto concierne a nuestro tema.

Rosa Luxemburgo escribió:

“… uno de los prerrequisitos de esta transformación es que la separación entre la economía rural y la industria que es tan característica de la sociedad burguesa debe ser terminada, de tal manera que se produzca una mutua interpenetración y fusión de ambas, para despejar el camino para la planificación de la producción agraria e industrial según un punto de vista unificado … La nacionalización de las grandes y medianas haciendas y la unión de la industria y la agricultura son dos requisitos fundamentales de toda reforma económica socialista, sin la cual no hay socialismo …

“Incluso en Occidente, en las condiciones más favorables, una vez que hayamos llegado al poder, nosotros también romperemos muchos dientes en esta dura tuerca antes de salir de la peor de las miles de complicadas dificultades de esta gigantesca tarea”. (Citado de: http:///www.marxists.org/archive/luxemburg/1918/russian-revolution/ch02.htm)

Desafortunadamente, para el “Occidente”, especialmente Alemania, en 1918/19 esto se mantuvo en la teoría. En resumen: la reacción alemana, no los partidos revolucionarios, logró movilizar a muchos campesinos, especialmente en Baviera, para estrangular a los bávaros y en particular a la república soviética de Múnich.

En la década de 1920, cuando los conflictos realmente violentos y militares se produjeron contra el reaccionario Kapp–Putsch (golpe de estado) y en 1923 en una situación casi revolucionaria, el KPD tampoco logró influir seriamente en el amplio movimiento de los campesinos contra su brutal despojo y su masivo endeudamiento. Sin embargo, fue capaz de ganar terreno entre los trabajadores agrícolas. Pero el KPD ya se había quedado atrás principalmente en la Revolución de Noviembre derrotada, cuando la socialdemocracia de derecha, apoyada por la burguesía y también por la burguesía rural los llamados “Junkers” y los granjeros ricos se opuso al proletariado. Junto con su traición a la revolución socialista, el SPD también entregó al destino capitalista a los estratos más pobres del campesinado. Después de la derrota en la revolución, el KPD primero tuvo que consolidarse.

De hecho, el KPD hizo un claro compromiso programático, que seguramente se escuchó entre los campesinos. El programa del KPD de 1919, un año después de las primeras decisiones de la Revolución de Octubre para la agricultura socialista, dijo:

“Expropiación de la tierra y posesión sobre todas las propiedades agrarias grandes y medianas; creación de cooperativas socialistas bajo la dirección central uniforme en todo el imperio; las pequeñas propiedades campesinas siguen siendo de sus propietarios hasta su asociación voluntaria con las cooperativas socialistas”. (Citado del Instituto de Marxismo–Leninismo en el CC de la SED (Ed.) “Revolutionäre deutsche Parteiprogramme” (Programas Revolucionarios del Partido Alemán) Berlín 1967, p. 115)

Es interesante destacar aquí algunas características principales de la política agraria, que la RDA y  el  SED intentaron realizar tres décadas después.

También existe la “Declaración programática sobre la liberación nacional y social del pueblo alemán” a partir de 1929, en la que el KPD quería explícitamente contrarrestar el amenazante fascismo nazi:

“Romperemos la dominación de los grandes terratenientes, expropiaremos sus propiedades sin compensación y la daremos a los campesinos con poca tierra, crearemos granjas soviéticas con la operación de la maquinaria más moderna, igualaremos las condiciones de trabajo del proletariado rural con los de los obreros e incluiremos a muchos millones de campesinos trabajadores en la construcción del socialismo”. (ibid. p. 126)

Esta segunda formulación programática muestra la influencia significativa de la Unión Soviética socialista en Alemania, desarrollándose bajo las más duras condiciones: el término “granjas soviéticas”, así como las referencias a “la operación de la maquinaria más moderna”, un eco de las estaciones de máquinas y tractoras, son dignos de mención. Por supuesto también fue un eco de la demanda de Rosa Luxemburgo para la unificación de la industria y la agricultura.

Los doce años de dominación fascista de Hitler, la represión terrorista al KPD y a todas las fuerzas de la izquierda interrumpieron brutalmente el desarrollo de la sociedad comunista y el movimiento de los trabajadores en Alemania. Esa era la intención declarada del fascismo. Innumerables funcionarios del KPD fueron asesinados, incluido el legendario Ernst Thälmann, a quien los nazis no se atrevieron a llevar a juicio.

Fue entonces la RDA, que de hecho expropió las grandes haciendas y tierras de los grandes agricultores y las distribuyó a los campesinos más pobres en la “reforma agraria democrática”. También procedió a la colectivización, que era oficialmente voluntaria. Pero este paso fue acompañado por grandes dificultades, y aquí tuvo lugar una verdadera lucha de clases. Después de unirse a las cooperativas, también hubo dimisiones motivadas políticamente y fuertes conflictos políticos, en los que los representantes de los campesinos asumieron duras posiciones de oposición. Sólo un poco de luz: Andrew Port cita una declaración de un campesino, ex líder de una cooperativa (!) En 1965, que encontró en el Archivo Estatal de Turingia en Rudolstadt en un informe de una organización del partido SED o de un Consejo en El distrito administrativo de Saalfeld:

“Si tuviera mi camino, la lechería no obtendría una gota de leche, porque entonces la clase obrera vendría mendigando de rodillas una rebanada de mantequilla o una rebanada de pan”. (Andrew Port, Die rätselhafte Stabilität der DDR, Berlín 2010, página 277) Orig.: Conflicto y estabilidad en la República Democrática Alemana, Cambridge University Press, Nueva York 2007)

Pero al final prevalecían grandes granjas cooperativas, las llamadas GLP. (Cooperativas de Producción Agrícola) y las Granjas Estatales (Propiedades Propias del Pueblo / VEG). Sin embargo, todavía existían campesinos privados, que se habían negado a unirse a las cooperativas o las habían dejado.

Tras la  anexión de la República Democrática Alemana por parte de la República Federal de Alemania en 1990, la mayoría de los GLP se disolvieron. Esto se hizo de dos maneras básicas: una fue por la conversión en empresas capitalistas o cooperativas registradas, que existían o todavía existen ocasionalmente también en Alemania Occidental. De esta manera se mantuvieron grandes haciendas, que son irónicamente apoyadas por la UE. La otra forma consistió en devolver la tierra y los bienes a los agricultores individuales que una vez se habían unido a los GLP de la RDA. Y así empezaron a competir con las granjas agrícolas occidentales individuales, con grandes fincas de agro–capitalistas o grandes empresas y aún muchos grandes, medianos y pequeños agricultores.

Muchos pequeños campesinos se han convertido en agricultores a tiempo parcial, porque sus pequeñas explotaciones ya no son capaces de alimentarlos, un destino que ha golpeado a muchos agricultores individuales en la antigua RDA también.

Hoy en día, la UE regula la agricultura en Alemania, así como en toda Europa, en gran medida en interés de las grandes empresas agrarias y monopolistas de alimentos, los bancos y el gran comercio minorista. Los intereses de los pequeños agricultores sólo desempeñan un papel subordinado y sólo pueden ser parcialmente representados si los campesinos de hoy se organizan y luchan contra la política agraria en beneficio del gran capital. Esta lucha realmente existió y existe en la UE, y también en Alemania.

El enfoque en Alemania es, una vez más, la producción lechera extensiva y, en consecuencia, el precio de la leche que los productores pueden ganar de los compradores es en gran medida monopolizado, en comparación con el costo general de producción. Al mismo tiempo, la mayoría de los pequeños agricultores se ven obligados a hacer grandes inversiones y, por lo tanto, están endeudados en gran escala. Así se produce un proceso natural de concentración.

En la primera década de este siglo vimos luchas militantes de los campesinos en Alemania, que fueron apoyadas por nuestra pequeña organización, porque se referían sobre todo a los pequeños campesinos. Hemos informado sobre ellos ampliamente y distribuido nuestro material en las manifestaciones campesinas, por ejemplo en Rostock durante la gran manifestación con motivo de la cumbre del G-10 en Heiligendamm. A diferencia de los socios de nuestra alianza, junto con los que pedimos las acciones, también fuimos a los campesinos, que sacaron a más de 10.000 participantes. Sus demandas por precios adecuados, agricultura ecológica y sostenible son populares.

Precisamente durante estas acciones tuvimos que aprender inmediatamente que se trata de una lucha de clases: Yo mismo fui preguntado en Rostock por un granjero, a quien le ofrecí una copia de “Arbeit Zukunft”: “Pero ¿¡no son ustedes los que quieren expropiarme!?”

Hay una tradición de nuestra pequeña organización, comenzada por Ernst Aust, el fundador y durante muchos años líder del KPD / ML / KPD. En ciertas regiones, nuestro partido hizo un trabajo particular entre los campesinos, publicando un periódico propio para los campesinos, “Das freie Landvolk” (“El campesinado libre”). En la década de 1970, algunos compañeros jóvenes fueron enviados a las aldeas para llevar a cabo la agitación, y para aprender sobre la situación y el estado de ánimo allí.

Sigue siendo relevante la lección de la Revolución de Octubre sobre la alianza de la clase obrera con los campesinos (pobres), así como la tendencia objetiva en la agricultura hacia una concentración cada vez mayor, la dependencia de los bancos y créditos y la subordinación a los monopolios. Si las masas de obreros y trabajadores quieren realmente una revolución socialista, necesitan una alianza con el campesinado. Porque sin su propia producción agrícola existe el peligro real de que cualquier país revolucionario, cualquier estado revolucionario sea estrangulado por el resto del capital y las fuerzas capitalistas sobrevivientes.

 

  1. Sobre los Sóviets

 

Nuestros consejos de representación de trabajadores hoy en Alemania son una consecuencia de la Revolución alemana de noviembre de 1918. Por lo tanto, son también un patrimonio de la Revolución Rusa de octubre de 1917, porque los primeros consejos de obreros y soldados de Alemania surgieron antes y durante la Revolución de Noviembre directamente bajo la influencia del Octubre Rojo. En ese momento se crearon consejos de trabajadores y soldados en toda Alemania, los primeros en el curso de la gran huelga de enero de 1918, es decir,  antes de noviembre. En algunos lugares, incluso tomaron el poder.

En Rusia, los sóviets derrocaron a los antiguos gobernantes en la Revolución Socialista de octubre de 1917 y comenzaron a construir una nueva sociedad sin explotación y opresión. A excepción de la Comuna de París de 1871, que fue la primera en establecer o inventar la nueva forma de gobierno proletario, la Revolución Rusa de 1905 se considera el origen de los sóviets. En 1917, poco antes de la Revolución de Febrero, Lenin describió brevemente este punto de inflexión histórico en su “Conferencia sobre la Revolución de 1905” (Lenin, Obras Completas, Vol. 23) a jóvenes trabajadores suizos en Zúrich; habló con claridad del papel muy importante del proletariado en la revolución realmente democrática, que era en su esencia una revolución burguesa y en la creciente participación de los campesinos y soldados pobres, que cada vez se armaron más:

“El proletariado marchó a la cabeza del movimiento. Se propuso ganar la jornada de ocho horas diarias por acción revolucionaria. “La jornada de Ocho Horas diarias y las Armas” era el eslogan de lucha … Que el destino de la revolución sólo podía ser decidido por la lucha armada, y se iba a hacer evidente para una masa de trabajadores cada vez mayor.

“En el fuego de la batalla, se formó una peculiar organización de masas, los famosos Sóviets de los Diputados Obreros, que incluían delegados de todas las fábricas. En varias ciudades, estos Sóviets de diputados obreros comenzaron a desempeñar cada vez más el papel de un gobierno revolucionario provisional, por parte de los órganos y los líderes de la sublevación. Se intentó organizar sóviets de diputados de soldados y marineros y combinarlos con los sóviets de diputados obreros. Durante un tiempo varias ciudades … se convirtieron en algo similar a  la naturaleza de pequeñas “repúblicas” locales. Las autoridades gubernamentales fueron destituidas y el Sóviet de Diputados Obreros funcionó como el nuevo gobierno …” (Lenin, ibid., Página 248)

En 1917, los soviets, los consejos, desempeñaron un papel decisivo primero en la Revolución de Febrero. Este fue el período heroico del doble poder cuando, en el curso de una histórica lucha política y militar (la formación de la Guardia Roja y la victoria sobre el golpe de Kornilov), el partido bolchevique logró, paso a paso, conquistar a su lado a los sóviets de trabajadores, campesinos y soldados. Más que cualquier otro eslogan, “¡Todo el poder a los sóviets!” marcó el período inmediatamente anterior a la revuelta armada que lanzó la Revolución de Octubre. Sóviets en fábricas, sóviets en los pueblos, sóviets en las ciudades, conferencias regionales y centrales de los sóviets.

Sin embargo, el poder no acaba de ser conquistado por los bolcheviques. Al principio, la mayoría estaba a menudo en manos de los mencheviques y socialrevolucionarios, y estos partidos no llamaban  en absoluto a los sóviets que se apoderaran de todo el poder; centraron su atención en la llamada Asamblea Constituyente, con el objetivo final de privar a los sóviets del poder. Estos traidores con traje de izquierdas hacían tratos casi abiertamente con la burguesía y el capital. Los mencheviques encubrieron su traición con la teoría históricamente desmentida de que ahora la revolución burguesa estaba en la agenda y sería mejor si la burguesía llegara al poder.

Ya en 1902, en su obra “¿Qué hacer?” Lenin había trabajado sobre esta dialéctica social con respecto a la sociedad rusa tanto capitalista como feudal.

No era una revolución burguesa “clásica” que estaba en la agenda, como decían los mencheviques. Debido también a la experiencia alemana, Lenin llegó a la conclusión de que en Rusia había terminado el tiempo para los típicos dirigentes burgueses (Demócratas constitucionales, los llamados kadetes), que las masas de los trabajadores industriales se habían vuelto demasiado fuertes y demasiado conscientes para ese tipo de líderes, y que las masas trabajadoras de millones de campesinos habían despertado. La burguesía tenía más miedo de estas clases que del feudalismo zarista. En lugar de unirse a los obreros y campesinos, la burguesía se unió con los grandes terratenientes, con el zarismo, para asegurarse su posición de explotadores contra los obreros y campesinos y compartir el dominio con la reacción.

Los bolcheviques, sin embargo, consideraban a la clase obrera y a su partido como la dirección revolucionaria de las tareas burguesas de la revolución, y que los campesinos trabajadores, los pobres del pueblo, tenían que unirse a la clase obrera industrial. Los sóviets y su expansión dinámica, la toma del poder en muchas áreas confirmaron precisamente este análisis social. Los sóviets no sólo fueron:

“La forma ‘al fin descubierta’ por la revolución proletaria, bajo la cual puede tener lugar la emancipación económica del trabajo” (Lenin, El Estado y la Revolución).

En el curso de la toma del poder, del barrido de toda la máquina estatal burguesa y de la asunción del poder ejecutivo por los diputados de los obreros, campesinos y soldados, los sóviets, los consejos, crearon las condiciones previas para  dar un carácter enteramente nuevo,  de clase al  Estado soviético.

Los mencheviques, los socialrevolucionarios, los kadetes, la reacción zarista tenían miedo de los consejos. Contrariamente a los demás países capitalistas mucho más desarrollados, el partido de Lenin estaba bien preparado para este desenvolvimiento! A pesar de que inicialmente este partido no tenía la mayoría en los sóviets, fue capaz de luchar con éxito para ganar la mayoría. El partido de Lenin entendió el papel de los consejos, también el papel de las fracciones soviéticas bolcheviques, en el levantamiento y para el levantamiento. Este partido tenía una comprensión profunda de la sociedad y fue capaz de establecer la línea política del partido y ponerla  en práctica con éxito.

 

Los Consejos y la Revoluciónde Noviembre en Alemania

 

La tragedia de los revolucionarios en Alemania es que no tenían exactamente este tipo de partido con el cual podían luchar por el poder y por la mayoría en los consejos en esos momentos históricos,

  • Cuando (bajo el impacto de la Revolución Socialista de Octubre) el imperio de los imperialistas alemanes comenzó a colapsar (con la gran huelga de 1918, el colapso del frente militar occidental, el hecho de que la dirección del ejército estaba pidiendo un armisticio)
  • cuando los marineros rasos de la marina se negaban abiertamente a obedecer órdenes,
  • cuando el 4 de noviembre de 1918, en Kiel por primera vez tomaron el poder creando el primer consejo de trabajadores y soldados, desarmaron a los oficiales de la marina, etc.
  • cuando el movimiento de los consejos se extendió como un reguero de pólvora por todo el Reich alemán.

La Liga Spartacus fue nuevamente dirigida por Karl Liebknecht a finales de octubre y Rosa Luxemburgo en noviembre de 1918 cuando estos líderes fueron puestos en libertad. La Liga Spartacus realizó una enorme labor de movilización y desenmascaramiento, pero cuando estalló la Revolución de Noviembre y barrió el país, los consejos estaban llenos de miembros del MSPD (el Partido Socialdemócrata Mayor de Alemania primero, y más tarde el SPD) cuyos líderes, es decir, Scheidemann, Bauer y Ebert, habían apoyado abiertamente la Primera Guerra Mundial imperialista, o miembros del centrista USPD (Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania) que estaban más dispuestos a comprometerse en la cuestión de la guerra. Los líderes de este partido (por ejemplo, Kautsky y Bernstein) no apoyaron la insurrección rápida exigida por Liebknecht el 8 de noviembre, durante la reunión de los Comisarios de la Tienda Revolucionaria.

En los consejos, los falsos socialistas tenían detrás de ellos la mayoría. Justo después de que el consejo de trabajadores y soldados de Kiel hubiera tomado el poder, Gustav Noske, el carnicero de la Revolución de Noviembre y uno de los peores de los socialdemócratas de derechas, fue allí impertinentemente y logró ser elegido Presidente. Tuvo éxito en hacerlo. Conspiró inmediatamente con los oficiales del ejército imperial y arregló el desarme del pueblo de Kiel y la protección de los oficiales de la marina.

A pesar de la actitud indecisa de los mayordomos del USPD, el proletariado de Berlín, junto a las masas de soldados, dio los primeros pasos para una insurrección el 9 de noviembre. Decenas de miles marcharon al centro de Berlín, tan militantemente que el gobierno imperial todavía existente ya no se atrevió a usar la fuerza contra ellos.

El movimiento barrió al emperador y también al gobierno de los príncipes en todos los estados federales alemanes. A pesar de la decepción histórica dado que esta revolución fracasó a mitad de camino por no alcanzar  el gobierno del proletariado y el socialismo, no olvidemos que, a pesar de todo, esas fuerzas reaccionarias desaparecieron para siempre!

Después de la abdicación del emperador, los consejos de obreros y de soldados surgieron en casi todos los municipios, pero el liderazgo claro de los comunistas estaba ausente. El drama tuvo su propio curso – exactamente en la dirección opuesta al de la lucha rusa. Mientras los bolcheviques ganaban el poder dentro de los soviets y derrotaban a los mencheviques y socialrevolucionarios, los socialdemócratas derechistas (Ebert, Noske, Scheidemann, etc.), que frenaron la lucha, apoyados por el USPD salieron victoriosos en los consejos en Alemania.

La traición de los socialdemócratas de derechas durante toda la guerra mundial había dado lugar a la obtención de posiciones gubernamentales secundarias. Más tarde, fue la consecuencia lógica que ellos, que no habían sido capaces de impedir la creación de los consejos, trabajaran dentro de estos consejos para socavarlos y eliminar las posiciones revolucionarias de los consejos. Desde el primer día, promulgaron la elección de una Asamblea Nacional burguesa, apoyada por los líderes de la USPD como Kautsky y Haase. El 10 de noviembre, los miembros derechistas del SPD y el USPD dividieron entre sí los escaños del nuevo Consejo de Diputados del Pueblo. Este Concilio fue el gobierno de facto después de la abdicación del emperador.

De hecho, impulsaron la elección de la Asamblea Nacional en el congreso nacional de los consejos de obreros y soldados, contra el llamamiento revolucionario de Liebknecht a este congreso para tomar todo el poder.

Después de la fundación del KPD (Partido Comunista de Alemania (Liga Spartacus)) por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo en torno al año 1918/1919, que había atraído una enorme atención, los traidores tomaron una decisión rápida en contra los consejos. Noske y Ebert habían mantenido una estrecha conspiración con las fuerzas militares, que ya no estaban bajo el imperio, pero que por lo demás no habían cambiado su actitud.

Todas las tropas confiables que todavía existían alrededor de Berlín fueron ordenadas a marchar a Berlín. El inicio de la batalla decisiva en la capital alemana se dio por el despido del jefe de policía revolucionario de Berlín, Eichhorn, por el gobierno del SPD / USPD el 4 de enero. En la revuelta armada, la Liga Spartacus, el recién fundado KPD, fue derrotado por las brutales tropas de la reacción bajo el mando de Noske. Karl y Rosa fueron encarcelados por las tropas reaccionarias (los llamados Freikorps, cuerpos de voluntarios) y fueron asesinados de una manera cobarde y brutal. La rabia de la reacción para despojar de su poder a los órganos proletarios de los consejos continuó durante la primera mitad de 1919. Noske también tenía los consejos de las repúblicas en Bremen y Baviera liquidados.

En Alemania, el SPD se aseguró de que el espíritu revolucionario de los consejos de trabajadores y soldados se ahogara en sangre. Hasta hoy y en lo posterior, Noske será tristemente célebre: “Alguien tiene que desempeñar el papel de sabueso” (Gustav Noske, Von Kiel bis Kapp, Zur Geschichte der deutschen Revolution (De Kiel a Kapp, sobre la Historia de la Revolución Alemana) Pág. 68.)

Después de la elección y de la primera reunión de la Asamblea Nacional en Weimar, después de la adopción de la Constitución de Weimar por la República burguesa, en la que el capital tomó todo el poder —que los mencheviques en Rusia siempre habían soñado— de los consejos obreros todavía existentes en las tiendas fueron legalizados por la Ley de los Consejos (Betriebsrätegesetz) presentada por el SPD. Pero estos consejos fueron definitivamente privados de poder. Así se estableció el sistema dual todavía actual de representación de intereses: los sindicatos y los consejos. Los sindicatos son responsables de los intereses más allá de las tiendas y de las políticas arancelarias, los consejos deben velar por la participación de los trabajadores dentro de la tienda y apoyar al empleador en el “cumplimiento de los propósitos de la tienda”. Según la ley, se les exige que “cooperen basados en la confianza” con el capital. En esencia, eso ya era el caso en la República de Weimar. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Ley fue restablecida. Hitler la había derogado. Entre 1952 y 2001, hubo dos reformas a la Ley de Consejos, que hoy se denomina “Ley de Representación de los Trabajadores” (Recht Arbeitnehmervertretung). Las reformas resultaron en una u otra mejora, pero esencialmente la cooperación de clase y la obligación de los trabajadores y empleados de estar subordinados al capital, no han cambiado en absoluto.

A pesar de ello, los trabajadores y empleados con conciencia de clase, los sindicatos conscientes de la clase deben participar en los comités representativos de los empleados;   deberían participar en las elecciones cada cuatro años. Los sindicalistas deben presentar candidatos en las elecciones, y pueden ser derrotados, porque los no sindicalizados pueden presentar candidatos.

Como conclusión de este capítulo y una transición al último, cito la sensata pero muy viva valoración de un historiador liberal burgués, Dietrich Geyer:

“Los bolcheviques tenían la abrumadora mayoría de trabajadores y una parte considerable de las masas de soldados detrás de ellos cuando tomaron el poder. Controlaban los órganos soviéticos más importantes, mientras que los mencheviques y los socialrevolucionarios ya habían descendido. En Alemania, sin embargo, la Liga Spartacus estaba en una minoría absoluta en comparación con la mayoría socialdemócrata (MSPD) y los independientes (USPD). El desarrollo del joven KPD en un partido comunista masivo no comenzó con el surgimiento del movimiento de los consejos; empezó después de que los consejos alemanes ya se habían retirado de la historia”. (Dietrich Geyer, Sowjetrussland und die deutsche Arbeiterbewegung 1918–1932 (Rusia soviética y Movimiento de los Trabajadores Alemanes 1918-1932), en: Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte, n° 1, enero de 1976, pág. 10 y sig., Munich, 1976).

Mantengamos abierta la cuestión de si los consejos se han retirado definitivamente de la historia. ¡La respuesta depende de nosotros! Tenemos que dar a conocer la importancia de este tipo de Estado entre los trabajadores y animarlos a que vuelvan a tomar esta arma en sus manos. ¡Depende de nosotros!

 

  1. El Rol de la Revolución, la Insurrección Armada y el Partido Comunista

 

En esta última sección volveremos a recordar la tribuna del pueblo de Hamburgo y el camarada Ernst Thälmann, el verdadero representante de los trabajadores de clase, que abandonaron el USPD y se unieron al KPD.

Trató, como nadie más, no sólo de extraer lecciones de la Revolución de Octubre, sino también de sus consecuencias prácticas.

La derrota del imperialismo alemán dejó al país en una catástrofe social. El tratado de paz de Versalles, un verdadero tratado de ladrones, cargaba a la recién establecida República con reparaciones casi insoportables. De acuerdo con los métodos capitalistas usuales, pasaron esta carga sobre la clase obrera. Esto condujo a una propagación de la miseria catastrófica durante los primeros años y culminó en la hiperinflación de 1923.

En 1928 Thälmann miró hacia atrás, al 9 de noviembre de 1923, una fecha histórica en Alemania, para evaluar este período:

“La tragedia de la revolución alemana en 1918, en las luchas de enero de 1919, en las luchas después del golpe de Kapp de 1920, en las luchas de marzo de 1921, hasta la última ola revolucionaria aguda … octubre de 1923- fue la discrepancia entre las condiciones revolucionarias objetivas maduras, por un lado, y la debilidad subjetiva del proletariado alemán, causada por la falta de un partido bolchevique orientado hacia objetivos, por otro.

“… Ni el instinto revolucionario ni el incomparable heroísmo de los dirigentes individuales de la Liga Espartaquista, fundadores asesinados de nuestro partido, podrían sustituir la existencia de una vanguardia acerada, templada en la forja de las experiencias revolucionarias … Karl y Rosa se convirtieron en víctimas de la contrarrevolución socialdemócrata bárbara … de Noske, Ebert y Scheidemann, porque todavía no habían templado el arma del proletariado que había permitido ganar al proletariado ruso: el partido bolchevique! (Ernst Thälmann, Discursos y artículos sobre la historia del movimiento obrero alemán, II, Berlín 1956, página 13, edición alemana)

Así es como Thälmann resumió concisamente las dramáticas luchas de clase del movimiento obrero alemán en la década anterior.

Y él sabía exactamente de qué estaba hablando. Lo que él dirigió con cautela como “la última ola revolucionaria aguda de octubre de 1923” fue una nueva derrota de los comunistas alemanes, que una vez más no pudieron cumplir con la tarea auto propuesta. Pero esta derrota fue muy instructiva para el KPD y condujo a cambios serios en el CC y en todo el trabajo del partido.

En Sajonia y Turingia el KPD entró en un llamado gobierno obrero, en coaliciones con socialdemócratas de izquierda. El KPD se relacionaba con las amplias masas que golpeaban o estaban listos para atacar con la expectativa de poder armarlas mejor, para organizarlas mejor en huelgas y, finalmente, para convocarlos a una huelga general republicana, de la cual debía estallar la insurrección contra la clase dirigente.

Se tomó la decisión de preparar la insurrección, se creó un comité para su preparación y se hicieron esfuerzos para formar la propia milicia armada de los trabajadores bajo el nombre de Ordnerdienst –DO– (grupo de guardias de seguridad).

Se tomó la decisión de iniciar la insurrección el 9 de noviembre de 1923, cuando el gobierno del Reich bajo Stresemann decidió, bajo la presión del capital —Hugo Stinnes estaba personalmente involucrado— en la llamada ejecución del Reich en Sajonia y Turingia. Esto significa que las tropas debían ser enviadas para tomar el poder en ambos estados, deteniendo a todos los líderes de la oposición, especialmente del KPD.

La situación hizo que el CC de KPD cambiara su decisión el 20 de octubre. Ahora decidieron no esperar hasta el 9 de noviembre, sino declarar una huelga general de toda la clase obrera alemana. Esto se planteó en una conferencia en Chemnitz, convocada por el gobierno del estado de Sajonia con representantes de los trabajadores el 21 de octubre. Esta decisión fue comunicada a todas las organizaciones del Partido, que debieron iniciar el levantamiento. Sólo tenían dos días para organizar todos los pasos necesarios. Pero en Hamburgo procedieron inmediatamente a la acción. Sectores considerables de trabajadores esperaban esto.

Pero la planificación del CC resultó ser una estimación groseramente incorrecta. Durante la conferencia de Chemnitz tanto los representantes de los socialdemócratas de izquierda como los delegados sindicales se negaron a llevar a cabo la decisión de huelga general. El presidente de KPD en ese momento, Heinrich Brandler, no encontró manera de persuadir a los oponentes y retiró la decisión de CC por su cuenta. Un paso escandaloso, único hasta ahora en tal situación.

¡Pero ya era demasiado tarde para Hamburgo, donde había comenzado la insurrección bien organizada! Centenares de trabajadores, organizados en los DO, atacaron las comisarías, se apoderaron de las armas, bloquearon caminos con barricadas y trincheras, ocuparon al menos tres sectores de la ciudad y otras partes, de modo que la sorprendida policía y tropas llamadas a asistencia no pudieron tener éxito contra ellos. Dos sectores de Hamburgo son todavía famosos por esto: Barmbeck y Schiffbeck (hoy Billstedt).

Sólo en Schiffbeck, el líder responsable, Fritz (Fiete) Schulze, se encargó de establecer un consejo de los trabajadores e incluso hizo un llamado al Consejo de República de Schiffbeck. La insurrección duró tres días, lo que causó temor a las tropas y a la policía involucrada. Por otra parte, muchos policías no tenían ningún deseo real de atacar a los insurgentes, porque a menudo su propia situación y la de sus familias era tan mala como la de los trabajadores.

Los trabajadores armados, entre 300 y 500 de ellos, disfrutaban de un apoyo masivo entre la clase obrera, y  contaban con  un liderazgo capaz. Este último fue acentuado por los acontecimientos al final de la insurrección. Porque en las otras partes del Reich no se produjo ningún intento de insurrección —un resultado de la estimación equivocada y del fracaso del CC del KPD— la insurrección tuvo que ser interrumpida. Pero hubo un retiro organizado, por lo que se evitaron arrestos masivos, aunque la policía intentó esto.

Nuestra fotografía muestra una incursión policial en los días siguientes.

Por supuesto, después fueron arrestados los famosos líderes del KPD en Hamburgo, pero muchos otros no pudieron ser identificados. Hubo varios muertos, no sólo entre la policía y el ejército, sino también entre los trabajadores. Los juicios por alta traición condujeron a largos períodos de prisión.

¿Por qué este informe más bien detallado?

Porque esta historia demuestra hasta qué punto la Revolución de Octubre fue el estandarte para el movimiento obrero a principios de los años veinte.

Y este nuevo fracaso demostró la falta de un partido con orientación claramente bolchevique. Esto fue demostrado por la debilidad del CC del KPD, que esta vez fluctuó en una dirección radical izquierda, antes de que Thälmann se convirtiera en el presidente.

La evaluación que Ernst Thälmann dedicó a la insurrección de Hamburgo es notable. Nuestra cita al principio viene de su artículo “Las lecciones de la insurrección de Hamburgo”. Su conclusión principal fue que finalmente tuvo que crearse un partido que, en la lucha de clases cotidiana, adoptó las lecciones de los bolcheviques. Él dijo:

“La insurrección llevó a la derrota, porque la habían llevado a cabo solos …” (los insurgentes) “fueron golpeados, porque el proletariado en todo el país no los apoyaba. El papel del Partido Comunista como vanguardia del proletariado consiste particularmente en organizar y reunir a toda la clase obrera … en todo el país. Es por eso que necesitamos un Partido de hierro, completamente unido, absolutamente disciplinado …” (Ernst Thälmann: “Die Lehren des Hamburger Aufstands”) En: Für ein freies sozialistisches Deutschland (Por una Alemania libre y socialista), Vol. I, 1, editado por Kommunistische Arbeiterbund ML (Liga Obrera Comunista ML) 1971, p.260 )

Otro punto es relevante:

“La ausencia de un fuerte movimiento en torno a los consejos se sintió como una falta particular en los días de la insurrección de Hamburgo. Este hecho todavía no se entiende lo suficientemente bien en el partido. Los consejos son los ejecutivos, que reúnen a millones de masas del proletariado en una situación revolucionaria, que constituyen la columna vertebral de las luchas. No debemos olvidar esta lección también en el período presente entre dos revoluciones”. (Ibid, página 261)

Finalmente:

“La insurrección fue un modelo de una brillante y bien organizada lucha revolucionaria”. Pero Thälmann no es uno para intoxicarse por esto. No, su análisis es más profundo:

Pero la insurrección “al mismo tiempo reveló el mayor error de organización de nuestro partido. Los combatientes de Hamburgo gozaban de la plena simpatía de los trabajadores de las fábricas, pero no tenían ninguna conexión organizada con ellos. La completa inutilidad de nuestra antigua organización socialdemócrata orientada a las elecciones se hizo evidente. ¡La máquina electoral no es apta para las barricadas! La mayor deficiencia en el frente de combate de Hamburgo fue la falta de células comunistas de fábrica …” (Ibid, página 262)

Revolución, insurrección armada, Partido Comunista, todo esto se aborda aquí para el KPD que, seguido de una fase, lo transformaría en un partido bolchevique.

Una unidad estrecha, una disciplina fuerte, una evaluación objetiva de la situación y una base científica sólida en el marxismo–leninismo.

Hoy estamos a kilómetros de distancia de esta influencia de la Revolución de Octubre. No fue sin razón que el capital monopolista alemán rompió este movimiento obrero con la dictadura fascista de Hitler, corrompiendo una parte, suprimiendo todas las organizaciones de trabajadores y asesinando a los líderes más importantes. Hay una sospecha fundada de que Stalin también fue asesinado, antes de que el revisionismo organizado pudiera comenzar a erosionar ese socialismo que era el ideal para generaciones de trabajadores, empleados, campesinos, jóvenes y viejos, hasta que ya no pudo resistir la presión burguesa-capitalista e imperialista.

Vemos al revisionismo como el debilitamiento de los principios claros, como el intento de debilitar la lucha contra el imperialismo. Ya no se oye hablar de la necesidad de la fuerza revolucionaria. Pero esto es más necesario que nunca, como lo evidencia una mirada a la situación mundial.

Hoy en día el camino hacia un partido comunista de masas aún no está pavimentado, para poder transitar por él de manera cómoda y sencilla. No solo necesitamos  conocer  las concepciones de Thälmann, sino que necesitamos hoy, lo que podemos aprender del Gran Octubre Rojo:

La unidad estrecha, las profundas raíces en la clase obrera, las estrechas relaciones con el campesinado y otros estratos aliados, una disciplina fuerte, una evaluación objetiva de la situación y una sólida base científica en el marxismo–leninismo.

 

 

Niels Clasen

Organización para la construcción de un Partido Comunista Obrero de Alemania

 

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Por PCMML

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