Cualquiera que gane la presidencia de EE.UU., no representará ni beneficiará los intereses de los proletarios y los pueblos del mundo, por el contrario profundizaran sus políticas contra estos.
La disputa estadounidense por la presidencia, por la administración del Estado capitalista de ese país no es solo entre Donald Trump y Joe Biden, sino de las dos expresiones imperialistas a nivel mundial que buscan el control del planeta. En esta pugna no solo participan las oligarquías de EE.UU., sino también los monopolios de las otras potencias imperialistas de Rusia, China y los del bloque de Europa principalmente, a estas potencias les interesa seguir descargando la crisis sobre la humanidad de los trabajadores utilizando su pandemia del Covid-19, que va más allá de superar la crisis, sino de diezmar al menos al 80% de la población mundial como se han atrevido a declarar abiertamente –Bill Gates, entre otros- los que se sienten dueños del mundo.
Si se reelige Trump o gana Biden, con el método más atrasado y antidemocrático de la política burguesa, continuarán la ofensiva abierta contra la clase obrera y los pueblos para fortalecer su colonialismo y desarrollar el neocolonialismo, recuperar su hegemonía o coexistir compartiendo el botín para preservar el sistema capitalista-imperialista con sus rivales.
Necesitan destruir una gran parte de las fuerzas productivas preservando las necesarias para sostener su vida parasitaria a costa también de devastar el planeta, por eso no son útiles los viejos, los enfermos, los improductivos porque en parte no permiten la acumulación de capital.
Durante más de 200 años de capitalismo, de dictadura burguesa, las diversas clases, con nuestra lucha de clases, vamos construyendo y cualificando nuestras diversas formas de lucha y organización – bien para superar este modo de producción (proletarios y aliados), bien para mantenerlo (burguesía). En las elecciones por ejemplo, los capitalistas, invierten grandes fortunas para mover su maquinaria electoral, fortunas extraídas al proletariado con las que buscan influir en él para postrarse como sus gobernantes, sus amos; pese a ello sectores importantes de los trabajadores se sacuden de su influencia y se movilizan en su contra como lo hicieron en estos últimos meses, contra la represión, los despidos, la discriminación la expulsión de migrantes, etc.
EE.UU., realiza sus elecciones con su profunda crisis económica y sanitaria, con importantes movilizaciones antimperialistas y antifascistas, pero también con el crecimiento de grupos fascistas alentados por la oligarquía financiera.
Quien gane seguirá interviniendo en Venezuela para derrocar a Maduro, en Bolivia para imponer a los golpistas, en Chile para que sigan los neoliberales fascistas gobernando, en México para mantener buenas relaciones de subordinación, etc. Por eso los proletarios del mundo no debemos confiar más que en nuestra fuerza y unidad para hacer frente a los imperialistas, a los del viejo y nuevo cuño, a los fascistas y neofascistas que quieren imponer el terror para salvar su caduco sistema; por eso debemos fortalecer y elevar nuestra organización y formas de lucha para defender nuestras conquistas pero también para derrocar y destruir a todo el orden social capitalista-imperialista, mediante la revolución proletaria, no tenemos otro camino: ¡o ellos o nosotros!
Excelente artículo Por estos días