En un contexto social donde la inflación viene golpeando de manera cotidiana las condiciones de vida de los trabajadores, se suma los contagios geométricos por la variante Ómicron por Covid-19.
Ante la crisis sanitaria y depresión económica se presentan varios desafíos a los trabajadores; a inicios de este año, a la par del alza de precios y enfermedad, está la ofensiva anti-laboral.
Empezando por la cerrazón total de las diversas instancias de gobierno ante la huelga de Sutnotimex. Trabajadores de salud despedidos del Instituto de Salud para el Bienestar a pesar de que se habían comprometido desde la presidencia que habría continuidad en el trabajo, incluso un proceso de basificación. En el caso de los trabajadores de la Ciudad de México con los cambios de gobierno en diversas alcaldías se da un despido masivo de trabajadores como es la Alcaldía Álvaro Obregón, donde fueron despedidos 350 trabajadores de nómina 8, ba
jo el “argumento” de que son aviadores.
Evidentemente estos no son los únicos casos, hay todo un mapa de lucha y necesidades de la clase obrera y los trabajadores a nivel nacional, ante ello hay una serie de desafíos para unificar a los trabajadores y remontar este ataque constante hacia el trabajo.
Un primer elemento está en destacar el papel central de los trabajadores como productores de toda la riqueza material, pero que políticamente no se refleja como una fuerza organizada de clase, y aunque es lo más elemental es básico para mostrar la fuerza y la unidad en ejes de lucha unitarios y planes de acción conjuntos.
Un segundo elemento es desarrollar una conciencia de clase donde los intereses políticos y económicos de la clase obrera y los trabajadores sean contrapuestos al conjunto de la burguesía.
Un tercer elemento está en desarrollar las formas de organización y lucha, desde las asambleas, sindicatos, coaliciones, corrientes, colectivos, etc., desde un punto de vista de clase.