Esta es la siguiente entrega de la serie de artículos sobre los jornaleros agrícolas que ponemos a su disposición desde números anteriores de nuestro periódico.

En 2018, al cumplirse tres años del paro de 2015, el SINDJA declaraba que los acuerdos signados con los gobiernos estatal y federal no se habían cumplido, continuando los trabajadores agrícolas “sujetos a enganchadores que cobran incluso por colocarlos, les pagan salarios a destajo, sin ninguna prestación, los tienen viviendo en galerones en los que además les cobran la renta y sin servicios sanitarios adecuados, y con jornadas extendidas más allá de las 10 o 12 horas”

Este año, el 17 de abril, se realizó un bloqueo a la carretera transpeninsular, para señalar que muchas de las demandas que dieron origen al paro de aquel año no se han cumplido. Aunque ha disminuido el trabajo infantil, muchos niños -ante la ausencia de espacios para su atención- permanecen en los surcos mientras sus madres laboran. Acerca de los servicios, una demanda central sigue siendo el abasto de agua potable.

Continúa la práctica de retención de salarios, como lo muestra el que cerca de mil jornaleros pararon labores el 7 de enero de 2021 debido a adeudos en sus salarios por varias semanas. A las 6 de la mañana bloquearon el acceso principal de la empresa con 28 autobuses que los transportaban; después de seis horas el patrón acepto cubrir los adeudos el mismo mes de enero.

Lorenzo Rodríguez, dirigente del SINDJA, ha señalado que poco se ha avanzado desde aquel 17 de marzo de 2015, cuando miles de jornaleros cerraron la carretera transpeninsular. Rodríguez comentó que “en los campos aún subsiste el maltrato, la discriminación, la falta de servicios, en algunos casos no hay baños ni agua.” Lo anterior quedó de manifiesto el 24 de abril de 2021 cuando falleció desangrada en una clínica del IMSS de Los Mochis, Margarita Bartolo Fermín jornalera de 35 años originaria de la Región de La Montaña de Guerrero. Fue rechazada en una clínica privada de Guasave diciéndole que su embarazo no era de cuidado. Regreso a laborar y a las pocas horas comenzó a sangrar.  Había emigrado por la falta de empleo y por la violencia en su comunidad de origen.

No obstante, para el dirigente del SINDJA “hay un antes y un después del 17 de marzo […] el cambio tangible entre los jornaleros en esta región del país es la mentalidad y el conocimiento de sus derechos. La organización empieza a tomar forma, es más ordenada”.

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Por PCMML

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