A partir del 6 de junio del 2022, en Los Ángeles, California, bajo la presidencia de Joe Biden, se realizó la denominada “Cumbre de las Américas”, que pretendió reafirmar el control de la Casa Blanca sobre los países de América Latina, sin embargo, resultó ser una evidencia viva de la situación decadente en que se encuentra el imperialismo norteamericano.
Primero, porque Biden, con una malísima lectura sobre la autoridad política y moral de Estados Unidos, pretendió hacer de este encuentro una reunión de subordinados y títeres, para profundizar su política neocolonial hacia América Latina y el Caribe, para ello con mucho tiempo de antelación señaló que no estaban invitados Cuba, Venezuela y Nicaragua, lo cual desató una oleada de críticas, que fueron promovidas incluso por los sectores oligárquicos con quienes los representados de Biden tiene contradicciones, enrolando así al propio presidente de México que decidió no asistir en la cumbre.
La asistencia forzada de muchos países, orilló que la mayoría de ellos solo enviara a sus respectivos cancilleres, lo que disminuye fuertemente el perfil de la “Cumbre de las Américas” y evidencia la disminución del poder de Estados Unidos sobre los países dependientes de Latinoamérica.
Otros gobiernos más, asistieron para expresar sus desacuerdos con la exclusión de los países, tal fue el documento leído por el presidente de Argentina durante la c
umbre. Aunado a todo esto, alrededor del sitio en que se realizó la cumbre y en medio de un gran cerco de seguridad, se realizaron protestas callejeras en rechazo a la cumbre.
Todos estos elementos han demostrado la gran decadencia en que ha entrado el imperialismo yanqui encabezado por Joe Biden.
Ante este escenario, de una posible nueva crisis económica, peligro de guerra, la clase obrera debe construir un Frente Único Antifascista y Antiimperialista de carácter mundial.