▲ En varias partes del mundo continúan las manifestaciones en contra las leyes islámicas para la mujeres en Irán. La imagen, en Estocolmo, Suecia.

IRÁN

41 asesinados son el resultado de la represión del régimen de ese país, por las protestas del pueblo iraní por la muerte de Masha Amini, tras ser detenida por la “Patrulla de Seguridad Social y Moral” de la policía de Teherán, la capital de Irán.

Según la versión oficial y reconocido por el propio presidente de ese país: “los videos de vigilancia indican que la niña cae por el suelo sin que haya ocurrido cualquier contacto físico con los agentes”. Sin embargo, las mismas autoridades omiten la causa de la detención y señalan que “han ordenado una investigación minuciosa y urgente” de lo ocurrido.

Las protestas en Irán rechazan, condenan y hacen responsables a la “policía moral” del deceso, incluso acusando a estos agentes de haberla golpeado y causarle la muerte por no usar la “ropa apropiada”. La información de medios oficiales como HispanTV, señalan que Mahsa Amini de 22 años, muere “en un hospital tras ser detenida por la policía”.

El régimen reaccionario de Irán ha acusado de injerencia externa a Estados Unidos e Israel, azuzando estas protestas contra el gobierno y contra los avances de Irán, descalificando como alborotadores y vándalos a los manifestantes, responsabilizándolos de muertes de policías, destrozos a los bienes públicos, privados y religiosos (que han incendiado mezquitas), con el propósito de derrocarlos.

Ciertamente esos dos países señalados han estado creando y provocando escenarios con ese propósito  señalado, pero también es cierto que el pueblo iraní ha resistido y enfrentado este régimen de los “ayatolas” neoliberales, con luchas que siguen siendo brutalmente reprimidas y que han querido ser aprovechadas por los estadounidenses.

Las protestas crecieron en el noreste, suroeste, centro y noroeste del país y la represión no logra contenerlas por el momento.

 

BRASIL

Se realizarán elecciones presidenciales y nuevamente Inácio Lula, según los medios de Brasil, encabeza las preferencias frente al actual presidente Jair Bolsonaro, quien quiere reelegirse. Pero también participan Leonardo Péricles de Unidad Popular, organización de reciente creación que por primera vez participa en elecciones presidenciales, con un programa de lucha hacia el socialismo científico.

Bolsonaro ex capitán del ejército, es la expresión fascista de Brasil que llegó a la actual presidencia porque los socialdemócratas del Partido del Trabajo encabezados por Lula y Dilma Rouseff les abrieron la puerta y hoy quieren cerrarla con Lula. Estos socialdemócratas representan al sector II de la economía capitalista y quieren reinstalar un Estado del bienestar frente al neoliberal, que siga administrando la pobreza y fortaleciendo la acumulación de capital que cada día se ve frenada por la caída de la tasa de ganancia; pero ambas expresiones representan al final de cuentas los intereses de los capitalistas y solo prolongaran más su existencia.

Frente a ese escenario la Unidad Popular (uP) y Leonardo Péricles presentan en estas elecciones una propuesta de gobierno que contrasta con la de todos los candidatos a participar y con los dos más promocionados por la burguesía Bolsonaro y Lula DaSilva.

La UP Plantean suspender la deuda pública y realizar una auditoría minuciosa. Se nacionalizarán los bancos y otros organismos financieros que operan en Brasil. Lo mismo el transporte público en las ciudades.    Se realizará mayor inversión pública en salud, educación vivienda, saneamiento básico y en ciencia y tecnología de acuerdo a las necesidades populares. Se romperá con la dependencia nacional con los países industrializados. Realizarán una reforma urbana, que contempla la planificación en la construcción de viviendas según las necesidades de los trabajadores. Aumentará al salario en 100 %. Se propondrá una reforma agraria que beneficia a los campesinos pobres, a los pueblos originarios, en la producción y defensa de sus territorios y recurso, acabando con el latifundio. Se desarrollará el comercio que acabe con el monopolio de las cadenas de supermercados. Se establecerá una verdadera justicia transicional respecto al periodo de la dictadura militar. Se revertirá la política de seguridad pública que combata la violencia contra las mujeres y la violencia en general. Se frenará la minería, la extracción ilegal de madera y otras riquezas, el tráfico de armas y de seres humanos.

Brasil necesita transitar en cambios hacia el socialismo como lo plantea la Unidad Popular, porque seguir por el mismo camino capitalista lleva a las masas trabajadoras a la muerte lenta como ha sucedido con los gobierno llamados “progresistas” que solo oxigenan este decadente y degradado sistema.

 

 

 

Comparte en tus redes sociales

Por PCMML

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *