La visita de Biden y Trudeau para la propaganda de Estado

Por estos días se está llevando a cabo la visita a México de los representantes políticos de los intereses oligárquicos de EE. UU. y Canadá. Biden y Trudeau vienen al país y el corporativismo desde Palacio Nacional llevará a cabo sus manejos de propaganda para mantener el mensaje que afiance su política neoliberal.

Del lado de la crítica de la oposición de la derecha fascista, los señalamientos van desde los balbuceos trogloditas de FRENAA pidiendo la intervención norteamericana para encarcelar a López Obrador, hasta el “nado sincronizado” de la prensa dominante con ataques enfocados a qué aeropuerto utilizarían para la llegada de Biden. Esa es la “profunda” crítica de la derecha.

Sobre el fondo de la visita, poco se dice en la prensa burguesa. Lo más significativo seguramente será la proyección de la figura de AMLO como modelo de estadista que fortalecerá su papel en la implementación de los planes neoliberales con sello pro norteamericano. Y es que en el contexto internacional, mientras los intereses de los bloques imperialistas dirimen sus diferencias en el tablero de Ucrania, a los EE. UU. le preocupa afianzar su hegemonía en la región, bloquear los flujos de contacto de inversiones chinas en el continente y por supuesto controlar los flujos migratorios para mantener al ejército industrial de reserva en mejores condiciones de conservar una mejor tasa de ganancia, aún en las condiciones de recesión capitalista.

La faramalla para encubrir el fondo. Tal y como lo hacen celebrando el tipo de cambio que encandila para ocultar los altos niveles de inflación; ahora con el plan de “sustitución de importaciones” con el empresario fascistoide de ultraderecha Alfonso Romo a la cabeza, los imperialistas buscan en realidad alinear a México a la esfera de influencia norteamericana e intentar blindar del acercamiento de otros flujos de capital, particularmente de China.

¿En qué se beneficia la clase obrera y los pueblos de México con estos acuerdos? En nada. Los megaproyectos de despojo continúan, el incremento nominal de salarios pierde importancia ante los altos niveles de inflación y el resto de políticas centrales del gobierno brillan por su neoliberalismo.

 

 

 

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