El imperialismo estadounidense, sigue presionando a López Obrador -vía sus declaraciones sobre la reforma al Poder Judicial, para seguir marcando su papel hegemónico como potencia en nuestro país y supeditándolo como su colonia (o nueva colonia, por los métodos).
Nuevamente Ken Salazar embajador y uno de los voceros del imperialismo estadounidense en México, hace declaraciones presionando en qué sentido quieren que siga operando la política mexicana para que los intereses del gran capital no sean tocados, expresados en el Poder Judicial, como en el legislativo y el ejecutivo, que son una extensión de sus tentáculos.
La realidad es que todos los gobiernos en México han y siguen siendo palomeados por los gringos, por eso Obrador actúa con esa tibieza, con ese “cuidado”, con declaraciones de falsa soberanía y falsa independencia, de no romper con ellos. Y Sheinbaum hará lo mismo, ni duda cabe.
El régimen no quiere romper -porque no puede y porque es parte de esa dependencia ideológica, económica y política histórica del imperialismo- porque arremeterían con acciones directas incluyendo las violentas para lograr sus objetivos, así lo han hecho y siguen haciendo en muchos países del mundo.
Las actitudes de Obrador y su gobierno no son antimperialistas y son perjudiciales porque alimentan en sectores del pueblo, bajar las banderas de lucha contra éste, como lo ha estado haciendo a lo largo de su sexenio de desmovilizar y desorganizar a las masas, contra los capitalistas y los neoliberales.
Algunos defienden esta táctica de Obrador, como su política en general, argumentando que es reformista y que no se le puede exigir una actitud revolucionaria, de ruptura. Por eso es necesario desenmascarar el papel del reformismo, que es una expresión de los capitalistas que venden a los explotados para hacerlos desistir de su necesidad de emancipación, y son, los reformistas, tan dañinos como los mismos capitalistas, o peor, porque en los hechos dan la cara por los explotadores para perpetuar la esclavitud asalariada, encadenando más a los trabajadores.
A final de cuentas la disputa en el Poder Judicial es una pugna interburguesa, porque no es una lucha por hacer valer la justicia para el pueblo, o sus derechos, sino para defender la justicia burguesa (la propiedad privada sobre los medios de producción y la esclavitud asalariada, lo que está en disputa es: qué fracción burguesa será la protagonista.
¡Fuera manos imperialistas de nuestro país!
¡Solo la revolución socialistas es transformadora del capitalismo!