La victoria de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) sobre el fascismo hitleriano abrió al pueblo alemán el camino para la construcción de un Estado democrático, pudo lograrse esto tras combinar las aspiraciones de la clase obrera con las del pueblo campesino trabajador, de la pequeña burguesía urbana, a partir de sus intereses y necesidades candentes y sobre la base de su propia experiencia, solo así pasarían al lado del socialismo.

Al comienzo de este camino estaba la herencia nefasta dejada por la dictadura nazi: la deuda contraída con muchos pueblos, la muerte de millones de soviéticos, polacos, millones de personas reducidas a su invalidez, la destrucción de todos los valores materiales. Los fascistas abusaron de manera infame del entusiasmo, del espíritu de sacrificio de la juventud alemana.

La subida del fascismo al poder no es un simple cambio de un gobierno burgués por otro, sino la sustitución de una forma estatal de dominación de la burguesía- la dictadura burguesa- por otra, la dictadura terrorista abierta; donde el Estado reprime las libertades democráticas de los trabajadores, restringe y falsea los derechos del parlamento, agrava las medidas de represión contra el movimiento revolucionario, agudiza la explotación de la clase obrera. Aseveraba Dimitrov.

Los pueblos explotados y oprimidos son amantes de la paz y de la libertad. El proceso de liberación del yugo nazi fascista implicó la unidad de acción del pueblo soviético y el pueblo alemán. Diversos cronistas e historiadores equiparan el apoyo de la URSS a la intervención de las potencias imperialistas en los procesos de paz, pero fue todo lo contrario.

¡Debemos aprender luchando! Porque el trabajo es labor creadora

Los antifascistas realizaron verdades hazañas para volver a poner la vida en marcha aquel país devastado por la guerra, a la cabeza de todos los comunistas, apoyados por las tropas soviéticas. El Partido Comunista de Alemania elaboró un programa para el futuro desarrollo, con el cual se dirigió al pueblo alemán, el 11 de junio de 1945.

Se crearon comités antifascistas de la juventud en los cuales trabajaron fuerzas de comunistas, socialdemócratas, otras fuerzas organizadas dispuestas a combatir la ideología fascista recalcitrante, eran jóvenes de 17 a 22 años de edad. Los comités antifascistas de la juventud desembocaron en la fundación de la organización unitaria y democrática, la Juventud Libre Alemana (JLA) el 7 de marzo de 1946.

Al volver de la primera visita a la URSS, los delegados de la JLA mostraron a sus camaradas y a su pueblo lo que Bertolt Brecht ejemplificaba en su poesía “La casa y el ladrillo”: “Me parezco al que llevaba el ladrillo consigo para mostrar al mundo cómo era su casa”. La JLA aprendió de estas formas de organización y lucha de la URSS, y bajo su propia experiencia; se destacó en hazañas en los puntos decisivos de la construcción socialista en Alemania.

Decidieron la edificación de la Presa de Sosa como primera obra central, más de 24 mil constructores y auxiliares, en su mayoría jóvenes, respondieron al llamado de la JLA, que significó grandes sacrificios. para abastecer de agua a 100 mil personas y sus centros de trabajo.

El acceso a la educación gratuita universal para la juventud alemana se logró aún, cuando la guerra había dejado en la miseria y el hambre a todo un pueblo trabajador, lo que contribuyó a la edificación de la nueva Alemania.

A la presa siguió la construcción del combinado siderúrgico Elsenhüttenkombinat Ost, y la construcción de la Central Eléctrica de Trattendort, 3,000 jóvenes voluntariamente trabajaron para ello. Así mismo se hizo durante el avenamiento de la Wische, una gran llanura de unas 35 mil hectáreas, la ampliación del aeropuerto de Berlín para el aterrizaje a reacción, o en la construcción de la Refinería de petróleo de Schwedt, la más grande de la República Democrática de Alemania, o del Puerto Marítimo de Rostock.

La paz y la justicia social fue conquistada con la ayuda de los pueblos emancipados, por la República de los soviets. En sus acciones le decían al mundo que la paz, el pan y el trabajo no podían venir de la deuda económica, del sometimiento, de la explotación que implicaba abrirle las puertas a la intervención de las potencias imperialistas. El prestigio del ejército rojo, de los soviets, del partido del proletariado, de sus destacados dirigentes como Stalin, se lo ganaron mediante la unidad de acción.

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Por PCMML

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