VENEZUELA

     El pueblo de Venezuela, con la llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos, sigue enfrentando la amenaza de ocupación de su país, con las más diversas formas, para arrebatarle los recursos petrolíferos, mineros y todo lo que le sirva a EE.UU. para seguir explotando y acumulando capital, sobre todo hoy frente a la crisis económica que enfrenta. Donald Trump mantuvo este objetivo y fracasó con sus intentos, ahora Biden quiere cambiar las formas y a través de sus medios expresó que “EE. UU., apoya una transición pacífica y democrática a través de elecciones libres y justas”. Pero siguen reconociendo a Juan Guaidó como Presidente Interino de Venezuela, personaje que ellos impusieron, aun cuando en las pasadas elecciones de diciembre en Venezuela perdió la derecha, perdiendo con ello el control del parlamento. El imperialismo estadounidense simula que pretende suavizar o endulzar su política con Biden, para que el gobierno venezolano vaya cediendo y les abran las puertas a sus intereses.   El gobierno venezolano tiene rotas las relaciones con EE.UU., desde hace dos años, y han manifestado con el nuevo la disposición de abrir el diálogo.

     El cambio de gobierno en EE.UU, debe mantener en alerta al pueblo venezolano, porque de la abierta ofensiva de Trump, se ha pasado a la zanahoria con Biden. La disposición al diálogo y los acuerdos entre los dos gobiernos de ambos países debe mantener la alerta de los trabajadores venezolanos, porque se buscará fortalecer las medidas que debiliten la organización y movilización popular antimperialista y antifascista que se mantiene en Venezuela, y más bien fortalecer la vigilancia y exigencia al gobierno venezolano de mantener la soberanía de su país frente a EE.UU y cualquier país imperialista y seguir por el camino revolucionario de la defensa y cambio en Venezuela.

 

CHINA

     Se ha publicado recientemente que China está superando económica y militarmente a EE.UU., que ha ampliado y profundizado su política de expansión por todo el mundo arrebatándole importantes terrenos a EE.UU y a otras potencias imperialistas. Pero eso no es su gran mérito, la oligarquía financiera china, aparecida y desarrollada durante el maoísmo –idolología nacionalista pequeñoburguesa principalmente rural- ha aprovechado esta crisis mundial para reestructurar sus fuerzas productivas y pasar a otra etapa de extracción de plusvalía y acumulación de capital con un fortalecimiento de su dictadura de clase para garantizarlo. 

     Un elemento de esta política económica es el Acuerdo de Libre Comercio Continental Africano, puesto en marcha este 1 de enero con todos los países de ese continente, excepto Eritrea, donde han dado un fuerte paso para las exportaciones de capital -llamadas inversiones- que ha desarrollado el imperialismo chino (que no es país socialista y menos comunista), en la sed insaciable de ganancias y por la hegemonía del mundo respecto a las demás potencias imperialistas.

     Este acuerdo hace de China el principal “socio” comercial del continente africano; con este China obtendrá materias primas más baratas como el petróleo y no pagará el 90% de los aranceles de la mayoría de las mercancías que se comercien entre estos países, dispondrán de una fuerza de trabajo muy barata, dejando atrás la producción agrícola atrasada, imponiendo en su lugar la gran agroindustria, proletarizando toda esa fuerza de trabajo; con el tratado convierten a África en la mayor área neoliberal del planeta, que abarcará a más de mil millones de personas. China está invirtiendo en toda la infraestructura –ferrocarriles, puertos, aeropuertos, carreteras, puentes, industria, etc., que necesita para neo colonizar África. El imperialismo chino ha realizado prestamos, entre 2000 y 2018, a los gobiernos africanos en más de 148 mil millones de dólares. Con esta política imperialista China pretende colocarse fuera de la órbita de la crisis y convertirse en la principal potencia imperialista, en la nueva locomotora que jalone el orden capitalista-imperialista mundial, y la siempre colonizada África, en un nuevo escenario de la lucha de clases, hacia nuevos estadios de la lucha de clases y revolución proletaria.

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Por PCMML

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