Pasadas las elecciones en Baja California como en buena parte del país, el Partido gobernante arrasó con carro completo, incluso en distritos donde prácticamente no tenía candidato.
En el estado, su contrincante más fuerte fue el reaccionario Partido Encuentro Solidario con el capo Hank Rhon como candidato, Partido que conservará en el estado su registro. Por desgracia, el rechazo a Morena se canalizó solo hacia la derecha; las posiciones de crítica revolucionaria no tuvieron propuesta electoral.
Salvo el caso de Ensenada, donde los candidatos independientes se mantienen en la posición ganada en la pasada elección y aun recuperando votos en el recuento, hicieron heroica la resistencia frente al enorme dispendio de recursos del candidato más repudiado del municipio, el empleado del gringo Bonilla, Armando Ayala.
La utilización de los recursos públicos fue por demás grosera en todo el estado, la distribución de despensas, la coacción y compra del voto (como se evidencia en algunos medios de comunicación), se sumó al apoyo con el que todavía cuenta el presidente López Obrador.
Las diferencias entre la jerarquía de Morena peleada en los medios, se resolvieron contando con fueros en diputaciones plurinominales para los ex alcaldes de Tecate y Tijuana, y tan pronto como terminó la veda electoral, el gringo Bonilla retomó el golpeteo a sus detractores con su show de conferencia de prensa.
Evidentemente que el respaldo a Morena no ha sido gratuito, trabajaron en la identificación de los apoyos o derechos (como las becas y pensiones), engarzando su permanencia en el poder como condición de continuidad. Desde el color de las oficinas públicas o los chalecos guindas de los servidores de la nación (como operadores de programas del régimen) y los de propaganda electoral. Elementos que no son graciosas coincidencias, sino elementos armados para ir cimentando el control corporativo de masas desde el gobierno. Algo similar a la identificación del PRI con los colores de la bandera.
Se va afirmando un cuerpo hegemónico donde se intenta justificar imposición en la postulación de candidatos impresentables, ligados al neoliberalismo o abiertamente a posiciones de reacción fascistoide.
Pero esta es apenas la superficie, en el fondo se va configurando con fuerza otro elemento: el comportamiento y justificación de Estado frente a hechos represivos, como la represión de normalistas por el gobierno de Morena en Chiapas, vía Rutilio Escandón.
Morena ganó, pero esto no resuelve ni los problemas de fondo en el país ni tampoco los urgentes, como el pago a maestros que no pueden jubilarse, el alza de impuestos, el desprecio a las demandas de familiares de desaparecidos y muchos etcéteras más.