Con el saludo del imperialismo chino,  del Secretario General de la ONU y la presencia de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Unión Europea, como invitados, se ha llevado a cabo, en el Palacio Nacional de México, la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); ante las necesidades apremiantes del capital, bajo la presión de las luchas de los pueblos por mejorar sus condiciones de vida, salud, trabajo y justicia. Y lanza su Declaración de 44 puntos de “buenas intenciones” producto de sus negociaciones en medio de desavenencias profundas y como parte de una supuesta integración desideologizada de una región fragmentada por la hegemonía imperialista de los Estados Unidos de Norteamérica, principalmente.

Los temas tratados por los 33 jefes de Estado y representantes de los países latinoamericanos y caribeños fueron alrededor de la cooperación regional, la confluencia de los mecanismos subregionales de integración existente en torno a la CELAC y la transformación de la Organización de Estados Americanos (OEA) donde el organismo ha girado bajo el interés norteamericano interviniendo en los asuntos internos de los demás países.

El asunto también fue impregnado de la política exterior de “abrazos y amor” de la “Cuarta Transformación (4T)”, de construir una postura regional basada en el diálogo ante los bloques y las potencias, donde las contradicciones se profundizan, sin que se afecte el desenvolvimiento del capitalismo y si sacarlo de su crisis, cuando los efectos de inestabilidad económica, la deuda externa, la explotación, la miseria, el hambre, las migraciones, el cambio climático, se descargan sobre el proletariado, las masas populares, los pueblos y el planeta.

Vemos la concertación de una unidad amparada en 44 puntos cuyas -supuestas- intenciones de sacar a los pueblos de sus condiciones opresivas, de sus ruinas económicas e injusticias, solo  queda en el papel, cómo en cumbres anteriores, que han quedado en el aire esparcidas por el soplo de los intereses de los imperialistas estadounidenses y su doctrina de América para ellos.

El compromiso con la unidad e integración política desideologizada económica, social y cultural, en ningún lugar del mundo se ha establecido así, apartado de la lucha de clases y hacer frente a la crisis económica, social, sanitaria de la pandemia de Covid-19 y ambiental, ocasionada por el sistema capitalista-imperialista los intereses de la oligarquía financiera pues no ha sido enfrentada más si, solapada por los mismos Estados y sus representantes que siempre han sido administradores de esos intereses llegando a reprimir y asesinar a los pueblos que ellos dicen representar.

Y tibia y temerosamente la CELAC instó al presidente de Estados Unidos, a “modificar sustancialmente la aplicación del bloqueo contra Cuba y al Congreso de aquel país a proceder a su eliminación”, cuando desde 1992 las 29 resoluciones en la ONU se han acordado en ese sentido y no se le han dado seguimiento y obligado a cumplir.

La CELAC y “su rechazo a las medidas económicas coercitivas no sustentadas en el derecho internacional, incluidas todas aquellas acciones unilaterales aplicadas contra países soberanos,.. “su enérgico rechazo a la aplicación de leyes y medidas contrarias al derecho internacional” son solo declaraciones para quedarse en el papel. Lo cierto es que la realidad latinoamericana y caribeña no se aparta de la estrategia geopolítica imperialista de EEUU.

Así en el contexto de las contradicciones inter imperialistas y la lucha por los mercados y recursos naturales en el mundo y con la amenaza de acentuar las guerras regionales y la preparación de una guerra mundial, el avance de la derecha y el fascismo en varios países y sus expresiones abiertas, AMLO y la 4T, se quieren convertir en el eslabón y el remedio para encontrar soluciones para la sobrevivencia de todo el sistema de explotación y opresión capitalista-imperialista.

Los pueblos nos queda en nuestra constante lucha de clases, seguir construyendo  diferentes instrumentos organizativos que eleven nuestras formas de lucha unitaria en la perspectiva de la victoria de la Revolución Proletaria. Generar un movimiento mundial antiimperialista y antifascista que ponga en el basurero de la historia la burguesía y a la oligarquía financiera; que se establezcan organismos y normas de convivencia humana internacional que rompan las relaciones económicas políticas del sometimiento de los pueblos al sistema capitalista-imperialista.

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Por PCMML

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