Hace unas semanas se registraron fuertes manifestaciones de trabajadores camioneros en Canadá, la demanda más fuerte fue la oposición a las medidas sanitarias, principalmente la vacunación. Los trabajadores pronto encontraron solidaridad de muchas personas cansadas de las restricciones, por lo que las protestas tuvieron este sello popular, pero lo que resaltó fue la identificación de algunos manifestantes con grupos de ultraderecha.
Entre los manifestantes ondearon banderas confederadas, de los grupos de QAnon e incluso de Trump. El movimiento efectivamente generó simpatías, pero en los millones de dólares que se pudieron ubicar en las aportaciones a las protestas, era innegable el financiamiento de sectores de la burguesía canadiense.
Una contradicción importante del gobierno que manejó mal la implementación de medidas sanitarias impositivas a trabajadores esenciales a quienes antes se les había permitido transitar entre fronteras, fue un detonante principal.
Finalmente, la manifestación fue disuelta, pero registró el hediondo tufo de posiciones fascistas que buscaron penetrar en los trabajadores naturalmente cansados con lo prolongado de las medidas sanitarias. Es importante señalar que esta protesta no fue aislada, en California se formó una “Caravana del pueblo” para oponerse a todas las medidas sanitarias, con una clara composición pro Trump, y estas posiciones encuentran también su complemento en las manifestaciones de enero del año pasado en el capitolio, alegando fraude electoral contra Trump. Al fascismo, como forma de dominación del capital financiero le es necesario penetrar entre la clase obrera para tener carne de cañón en sus pugnas interburguesas.