El 9 de julio de 2022, en la ciudad de Ocosingo, uno de los puntos de su gira por Chiapas, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue interceptado por cientos de trabajadores militantes de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE); durante la manifestación, la principal demanda planteada ante el presidente de la República fue la reinstalación de la mesa de diálogo suspendida desde diciembre de 2020 y el cumplimiento de los acuerdos firmados con la Comisión Nacional Única de Negociación (CNUN).
Para acallar y desactivar la protesta popular en una de las regiones más aguerridas de la CNTE-Chiapas, el presidente de la República ofreció atender la petición de diálogo a través de Óscar Flores, Oficial Mayor de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Al mismo tiempo, en la Ciudad de México, cientos de delegados de la Coordinadora Nacional se reunían en su sede nacional para hacer una valoración de las consecuencias generadas por la cerrazón del gobierno y la imposición implacable de las normas del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (SICAMM). Atención especial mereció el análisis sobre el carácter del denominado Marco Curricular y Plan de Estudios 2022, así como la perspectiva que se vislumbra en el contexto de los relevos seccionales, particularmente en dos de sus principales bastiones: Oaxaca y Chiapas.
El consenso general de la Asamblea Nacional Representativa (ANR) realizada el 9 de julio es que la CNTE está obligada a pasar a la ofensiva para detener la embestida laboral y exigir que los acuerdos suscritos dejen de ser letra muerta. Sin embargo, quedó claro también que esta lucha ya no puede reducirse al marco gremial ni a demandas meramente economicistas.
Con base en lo anterior, una de las principales resoluciones fue fortalecer el referente unitario denominado Encuentro de las Resistencia y construir un pliego de demandas que retome las principales reivindicaciones de cada movimiento y sector de trabajadores. Alto a la carestía, aumento salarial de emergencia, respeto a la autonomía sindical, restitución de los derechos laborales, Por un presupuesto social, son las principales banderas de lucha que el movimiento popular y magisterial están llamados a enarbolar para unir en un solo torrente los arroyuelos de la lucha de la clase trabajadora.
En este contexto, el 14 y 15 de julio la Coordinadora está llamando a una Jornada de Lucha emergente a nivel nacional para exigir que el presidente de la República cumpla su ofrecimiento de reabrir la mesa de diálogo; el 13 de septiembre iniciarán los paros escalonados que rompan con las luchas aisladas que han desarrollado los distintos contingentes de la CNTE. Para materializar este plan de acción se desarrollará previamente un intenso brigadeo para sumar a la lucha por sus demandas particulares al Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación (PAAE), a los Jubilados y Pensionados (contra la UMA), a los estudiantes y egresados normalistas (plazas base).
La participación en el Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Sindicalistas (ELACS) a realizarse del 21 al 23 de octubre en la ciudad de México, el apoyo a la planilla rojinegra de la CNTE-Hidalgo y a la planilla Cambio Democrático de la CNTE-Guanajuato, así como a todos los distintos contingentes que participan en los relevos seccionales, complementan el plan de acción con el que la CNTE pretende romper el confinamiento por la pandemia y pasar a la ofensiva retomando su histórico papel como uno de los principales factores de unidad del movimiento popular.
Las resoluciones de la ANR de la CNTE dejarán de ser un catálogo de buenas intenciones solamente con la participación activa y decidida de los activistas y representantes democráticos, progresistas y revolucionarios en las tareas de información, agitación y organización del magisterio para la lucha. Así pues: ¡HA LLEGADO LA HORA DE ROMPER EL CONFINAMIENTO Y PASAR A LA OFENSIVA!