El fascismo se alimenta desde los Estados Unidos

La Cámara de Representantes de EE.UU., aprobó una resolución contra el Socialismo

Basados en la “creencia de la santidad del individuo”, los sectores reaccionarios del parlamento estadounidense representantes de la oligarquía financiera, establecieron que el socialismo es totalmente opuesto a esta “creencia”, formulando que: “El Congreso denuncia al socialismo en todas sus formas y se opone a la implementación de políticas socialistas en los Estados Unidos de América”.

Esta manifestación confirma lo que ya sabíamos que el imperialismo en general y el estadounidense en particular, son cuna del fascismo, de las expresiones más retrogradas, reaccionarias, precisamente surgidas de un enfermo y anacrónico individualismo, que niega y rechaza la naturaleza social de este, es decir, el individuo existe gracias al colectivo y el colectivo parte del individuo que vive en sociedad.

Donald Trump en meses pasados en una reunión de la derecha y ultraderecha –en la que participó virtualmente con otros de otros países- que se autodenominaron conservadores, realizada en México, llamó “a defender a Dios y la familia en el hemisferio”. En noviembre de 2022, también en México grupos fascistas realizaron un concierto de Rock; dos bandas españolas y tres mexicanas junto a unos 300 ultraderechistas que corearon consignas a favor del nazismo, expeliendo violencia contra sus enemigos: “¡Al arma! ¡Al arma soy fascista, terror del comunista! Odio que se extendieran contra los anarquistas, los independentistas y minorías nacionales también.

En octubre de 2022 los fascistas italianos celebraron los 100 años de la Marcha sobre Roma, que marcó el inicio del régimen de Benito Mussolini y al mismo tiempo rememoraron la fundación de la Falange Española y el Partido fascista de Francisco Franco y Primo de Rivera. Recordemos que estos fueron derrotados en conjunto por la gran lucha del pueblo soviético y el Ejército Rojo, dirigidos por Stalin, en la Segunda Guerra Mundial, expulsándolos de su territorio, de la invasión fascista alemana y la actuación del Eje imperialista que quiso sucumbirla y esclavizar Europa y el mundo, con el terror.

Hoy estas expresiones fascistas pretenden avanzar legal e ilegalmente, clandestina y abiertamente en el mundo; están enquistadas tanto en países imperialistas como en países dependientes y aunque muestran diversos matices políticos, todos coinciden ideológica y prácticamente en confrontar, impedir y eliminar cualquier expresión, progresista, democrática y revolucionaria, antifascista, antimperialista y anticapitalista.

Una parte de estas expresiones reaccionarias aparentan una inconformidad y oposición a la situación actual creada por el sistema político y económico “global” y se definen nacionalistas. Otros se pronuncian por la defensa de los “valores tradicionales”, la “patria grande” e indivisible, la raza superior, el individuo blanco; todos consagrándose a la sacrosanta propiedad privada y a su defensa de manera violenta.

En estos tiempos en Brasil, Bolivia, Argentina, Uruguay, Perú, Ecuador, Colombia, etc., también los fascistas operan buscando asestar golpes donde los movimientos avanzan con triunfos electorales o conquistas democráticas, y en algunos países logran avanzar. Han logrado destituir presidentes y encarcelarlos, imponer gobiernos reaccionarios dependientes del imperialismo contrarios a la elección de las amplias masas trabajadoras.

Es decir el movimiento fascista, la expresión más reaccionaria del capitalismo contemporáneo, está activo buscando salvar violentamente el anacrónico y descompuesto sistema capitalista-imperialista, que cada día agoniza irremediablemente. Desde Estados Unidos es patrocinado y organizado, lo mismo desde Rusia -Putin ha gobernado con respaldo de grupos fascistas rusos- y China, avala o sostiene dictaduras militares golpistas. Estos es, el capital financiero en general es el principal organizador y sostenedor del fascismo, política violenta de sobrevivencia del capitalismo que como no tiene salvación recurren a esta forma de existencia que lo que hace es solo retrasar su inminente muerte, muerte que será sellada por la acción organizada y revolucionaria de las masas trabajadoras.

El individuo y el colectivo no son antagónicos, son complementarios gracias a ello la humanidad existe, solo en la sociedad de clases –como el capitalismo- se presentan como irreconciliables.

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