LA MUJER EN MÉXICO

La economía es el factor fundamental que sostiene la vida de los seres humanos, y el modo de producción su eje central, el actual modo de producción capitalista, consolida cada vez más su decadencia  en la depresión económica que genera su crisis general y se expresan en la poli crisis, cada vez más constantes y severas para la población, con mayor impacto en las mujeres. En el mundo, 225 personas poseen el mismo capital que 25 mil millones de pobres que lo habitan, de estos el 80% son mujeres y como una referencia en políticas públicas, contrasta los 12 mil millones de dólares que se destinan a salud reproductiva, con los 780 mil millones de dólares, que se destina para armamento. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) México, posee 58.1 millones de pobres, dos y medio más que en 2019, cuando asume el gobierno Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, otros registros dan cuenta que actualmente se supera la cifra de 100 millones de pobres, es decir, 8 de cada10 mexicanos y 8 de cada 10 mujeres se sitúan en la pobreza. La población femenina es del 51%, de cual el 15.6% son adolescentes de 15 a 19 años, el 54.4% de 20 a 49 años y el resto, más de 59 años. El último Censo de Población y Vivienda en 2020, registra que un 39.3 % del total de hogares dependen exclusivamente de una mujer.

EN EL TRABAJO: la continuación de las políticas neoliberales en la denominada Cuarta Transformación del actual gobierno, continúa acrecentando el retroceso en los derechos que por años han obtenido las mujeres junto a los trabajadores. La brecha salarial en el sector formal que en nuestro país son las fábricas y maquilas, se sitúan en un  promedio de  17.8% menos y en general de 5.9 %, respecto al mismo trabajo que realizan los hombres, predominando la precariedad en las condiciones de trabajo, insalubres y peligrosos, sobrellevando la inseguridad laboral, inestabilidad en el empleo, omisión de sus derechos, extensas jornadas de trabajo, acoso laboral y sexual, discriminación y abuso por etnia, género y clase.

En ese contexto la maternidad es una pesada carga pues las condiciones laborales impiden la atención, el cuidado y el tiempo necesario para ejercerla adecuadamente, se les niegan los permisos por maternidad, citas médicas; no existen permisos para la gestión y atención de los hijos, ni guarderías, ni comedores, ni espacios públicos de recreación familiar. Se castiga con despido el embarazo, la lactancia, las licencias y en su mayoría, sin liquidación.

Los registros del CONAPRED, Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, indican que los índices de  denuncias por discriminación en el trabajo se sitúa en un 43%, al trato digno en un  25%, a la maternidad en un  17.9% y el despido por embarazo en un 94.6%, sin contar los casos que no se  denuncian. En ese sentido el  ejercicio de la maternidad y paternidad es un privilegio que gozan  solo un pequeño sector de la población que tiene garantizado las  condiciones materiales propicias como un trabajo formal, educación, salud, estabilidad económica, vivienda, recreación, etc.

Cada vez se pierden más empleos  de los que se generan y las políticas de outsourcing y el trabajo tercia rizado, así como las empleadas del hogar, las trabajadoras ambulantes e informales, las ocupaciones becadas por el gobierno de la cuarta  transformación, como Jóvenes Construyendo el Futuro, Servidores de la Nación, trabajos sin garantías laborales  seguridad social, salud, jubilación  o pensión, que no es más que otra cara de la explotación.

A todo lo anterior, se suma el trabajo inevitable de gestión, administración, atención y cuidado del hogar, la familia, los hijos y hasta la comunidad, trabajo no remunerado que la mujer prioriza  diariamente antes de  cumplir con una jornada salarial.

EN LA SALUD: prevalecen los padecimientos de cáncer de mama y cérvico uterino, hipertensión, diabetes, insuficiencia renal y obesidad, todas relacionadas con la mala calidad de vida, alimentación y un precario sistema de salud preventivo, (extensas jornadas de trabajo, consumo de alimentos procesados o en la vía pública de mala calidad nutritiva pero más accesibles y económicas, sin tiempo ni instalaciones seguras para practicar actividad física). La muerte materna en los sectores rurales más pobres es cinco veces más alta que en las ciudades y según la OCDE, somos el país con mayor embarazo en adolescentes, el 10 % de ellos por abuso sexual y aunque se ha despenalizado el aborto en varios estados del país, no existen las condiciones materiales para hacer efectiva su realización. La estructura sanitaria se encuentra desmantelada por administraciones anteriores, concesionada a empresas privadas, la infraestructura  es insuficiente para la atención integral  de las mujeres y sus familias,  coadyuvando a recurrir al sector privado que lucra con la vida.

EN EDUCACIÓN: datos oficiales registran que 8 de cada 10 mujeres mayores saben leer y escribir, 2 de cada 10 no tienen escolaridad, 5 cuentan con primaria, 1 con secundaria, 1 con nivel medio y solo una más, con nivel superior o mayor, esto contiene múltiples factores sociales, culturales, pero sobre todo económicos, principalmente porque la mujer dedica más tiempo al trabajo no remunerado del hogar, presentándose en mayor medida en situaciones de pobreza y marginación.

EN EL DERECHO A LA TIERRA Y VIVIENDA: la situación es desfavorable y desproporcional con respecto a los hombres, de cada 10 ejidos, solo 3 son propiedad de mujeres, del total de casas escrituradas solo el 35%, de los créditos otorgados para vivienda son para mujeres, esto se debe a la carencia de un empleo seguro, al nivel educativo y la violencia.

EN LA MIGRACIÓN: el 43.29% de los trabajadores migrantes en EE.UU., son mujeres, que solo perciben el 56.17% de lo que ganan las mujeres americanas por el mismo trabajo. México es el quinto país con mayor número de mujeres migrantes.

VIOLENCIA Y FEMINICIDIOS: existe toda una apología de la violencia en contra de las mujeres, se ha creado una cultura de la mercantilización del cuerpo de la mujer, expresadas en los medios de comunicación y las redes sociales, la música, el cine, el arte, etc., expresiones de la posmodernidad que refleja la descomposición social a la que ha llegado el sistema capitalista con su política de mercado. El narcotráfico y la delincuencia organizada, coadyuvan en su reproducción, 8 mujeres desaparecen al día, en  promedio de  15 a 19 años, con fines de explotación, laboral y sexual, situación que coloca a México como un destino de turismo sexual (prostitución, pederastia, pornografía) generando ingresos vastos, para comprar impunidad y silencio de autoridades de todos los niveles, controlado desde el Estado que hace uso de la delincuencia organizada para asesinar a los activistas sociales, periodistas, mujeres, además de  vigilar y amedrentar la lucha de los pueblos que se organizan en la defensa de su territorio, creando grupos de autodefensa  para garantizar su protección.

La violencia normalizada y generalizada se refleja en el asesinato de 12 mujeres diariamente,  50% de las víctimas de 15 a 35 años, el ámbito más común, la familia y  la vía pública como principales escenarios y el motivo, los vicios, alcohol y enervantes, degradación social, depresión, estrés, frustración económica, incertidumbre por la inestabilidad y desigualdad social. Este fenómeno de violencia general no ha sido prioridad en la agenda pública del gobierno mexicano, por el contrario se han recortado los presupuestos para la agenda de género y acrecentado para la militarización.

ACCESO A LA JUSTICIA: representa un transitar  aún más doloroso para las mujeres, solo el 10% de los delitos se denuncian y de las denuncias solo el 5.2% se resuelve; de la reparación del daño solo 0.30 %   de las víctimas se benefician, sin llegar a monetizarse los daños psicológicos, el resto se queda archivados y en el rezago por un sistema de justicia saturado, incapaz de proveer justicia, burocrático y revictimizante.

EN EL COSTO DE LA VIDA: el método asistencialista de nuestro gobierno aún tiene gran simpatía en los sectores populares, las promesas de campaña que favorecería a las mayorías aún no se materializan, contrario a desacelerarse, la inflación se ubicó en enero en  7.79 % y en lo que va del 2023 en más de 8.80 % con alzas exorbitantes de los productos básicos, aunque el gobierno  federal anuncio un incremento al salario, este no corresponde a los índices de la inflación, no cubre lo mínimo vital; sin duda aumentara la violencia, la mendicidad y la muerte, el hambre matará a más personas que el Covid-19.

EN LA LUCHA POR SU EMANCIPACION: las mujeres organizadas en los diferentes movimientos, que se encuentran polarizados, con reivindicaciones diversas, no hemos logrado cohesionar la unidad en una agenda unificada, permanente, que impulse las demandas de las mujeres trabajadoras; el movimiento de mujeres ha servido como plataforma electoral para la clase burguesa que utilizando las consignas y demandas del movimiento de mujeres ocupan cargos públicos que en poco o nada favorecen a las mujeres trabajadoras, sin embargo la lucha de la mujer trabajadora  mantiene su vigencia en la lucha por sus derechos y libertades sobre todo de los sectores más desposeídos, campesinas, obreras,  indígenas, afrodescendientes, que históricamente luchan en la defensa de sus derechos,  territorio, productos, idioma, costumbres, cultura y recursos naturales, paliando desde sus espacios el más recalcitrante machismo que se conjuga con sus creencias religiosas y el analfabetismo, enfrentando las políticas de discriminación y desprecio de las clase en el poder.

Desde allí, articulamos la unidad del movimiento de mujeres en las diversas coyunturas, considerando que la lucha de las mujeres por su emancipación, forma parte de las aspiraciones colectivas, que los  avances en la solución de sus demandas corresponden al avance general del movimiento de masas; en ese sentido salimos a las calles este 8 de Marzo para impulsar las reivindicaciones históricas de la mujer, las diversas banderas de lucha, las demandas de justicia y derechos humanos, entre ellas:

  • Una vida libre de violencia, opresión y explotación en todas sus expresiones.
  • Atención a las víctimas de violencia, acceso a la justicia y reparación del daño pronta y expedita, sin discriminación, burocratismo y revictimización, gratuita e integral.
  • Creación de empleos, refugios, casas de tránsito, guarderías, comedores, estancias infantiles y todo lo que garantice un espacio seguro para huir de la violencia.
  • Fortalecimiento al sistema de salud pública para una atención integral, control de las enfermedades propias de la mujer, educación y salud sexual
  • Por el derecho a un empleo digno, salario justo, con respeto a los derechos laborales, humanos, de maternidad, en contra de la terciarización, subcontratación y trabajo informal.
  • Por el derecho y respeto a la afiliación sindical, asociación política independiente de trabajadoras y la solución de sus demandas.
  • Por incremento del salario mínimo para todos los trabajadores, por encima de la inflación
  • Por títulos de propiedad colectiva de la tierra en la autodeterminación de los pueblos y en la defensa de su tierra, lengua, legado histórico de cultura, recursos naturales, en contra del extractivismo y desplazamientos forzados.
  • Por la aplicación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo para el reconocimiento del trabajo del hogar.
  • Por una maternidad deseada, aborto legal, seguro y gratuito, en armonía con una niñez plena libre de embarazos infantiles y adolescentes, una infancia digna, sin explotación, abandono y violencia.
  • Acceso a una educación, libre, gratuita, científica, popular, laica y obligatoria.
  • Por la dignificación y atención de las necesidades de los grupos vulnerables como el sector indígena.
  • Por abordar el tema de las custodias de los hijos, garantizar el ejercicio de la paternidad como responsabilidad social.
  • En contra de la militarización del país, que profundiza la violencia y la represión, perpetua el sometimiento y la explotación asalariada.
  • Contra el encarecimiento de la vida a costa de la crisis y la guerra.

Las demandas y reivindicaciones de la mujer trabajadora, son tareas urgentes del proletariado y los pueblos, constituyen los objetivos mínimos del movimiento femenino proletario, a medida que enfrentemos al régimen capitalista que sostiene la violencia estructural, que nos asesina todos los días, silenciosa, lenta y dolorosamente a través de la violencia sistémica y sistemática, daremos pasos significativos hacia nuestra emancipación.

 

Tenemos claro que la erradicación de la violencia y la opresión de las mujeres no será posible dentro el capitalismo porque es su forma básica de dominación, aspiramos a una sociedad diferente, al socialismo.

Marx, afirmaba que “son imposibles las transformaciones sociales sin la participación de las mujeres

y que es imprescindible la agitación entre ellas”

 

¡Luchemos juntas por una salida revolucionaria!

¡Unifiquemos nuestras luchas en un solo Frente antifascista y antiimperialista!

¡Promovamos la organización asamblearia como espacio de decisión y rumbo de los pueblos y proletarios de nuestro país!

¡Levantemos nuestras banderas de lucha, en la unidad y solidaridad internacional!

 

Este 8 de Marzo

Compañeras, mujeres trabajadoras, ¡Salgamos a las calles!

 

Partido Comunista de México Marxista Leninista.

8 de Marzo 2023

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Por PCMML

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