No fue el espíritu justiciero de Estados Unidos el que llevó a juzgar a Genaro García Luna, tampoco fue un favor a Andrés Manuel López Obrador, para condenar a un funcionario y/o delincuente de anteriores gobiernos mexicanos, por el contrario, fue un leve golpe a la 4T, fue mostrar y ajustar su política intervencionista en México y en particular con el Gobierno de Andrés Manuel y la 4T respecto a la seguridad hemisférica definida y defendida por EE.UU.
Estados Unidos con este juicio-espectáculo, legitimó y protegió su política neocolonialista en México, mantuvo su negocio con las drogas como parte de la economía imperialista y de México y reforzó su política de seguridad extraterritorial. Por eso del lado de ellos no se exhibió a ninguno corrupto o delincuente, ni siquiera de la base de la pirámide, actuando con García Luna o por aparte de este, aun cuando su enjuiciado era asesorado, protegido, financiado y hasta armado con los programas de seguridad de ese país instrumentados por sus principales actores políticos, que tuvieron a su lado a este personaje para ejecutar su política, por eso estuvo con Barak Obama, Hilary Clinton y sus militares. Ellos dieron vida a este ex secretario y hoy lo castigan.
Este juicio sirvió también para poder aplicar la Ley Contra el Terrorismo, que plantea declarar como organizaciones terroristas a las organizaciones extranjeras del narcotráfico o del crimen organizado, que hoy formalmente 21 fiscalías de ese país exigen se aplique para el caso mexicano, esto ya se venía insistiendo desde Trump, pero se detuvo. Esta ley significa que Estados Unidos tendría el “derecho” de intervenir en México para combatir el “terrorismo”, esto es que cualquier lucha del pueblo que atente contra el sistema capitalista-imperialista, será combatida como terrorista y por tanto eliminada. Panamá es un ejemplo de cómo se aplicó esta ley; el presidente panameño, marioneta de estos, fue detenido y juzgado por narcotráfico en los mismos Estados Unidos, cuando ya no le fue útil y también invadida Panamá. En nuestro país esa política la suscriben vergonzantemente los partidos burgueses: el PRI, el PAN, el PRD, principalmente.
Estados Unidos no tiene respeto hacia nuestro país, porque son los amos y señores del mundo y ellos tienen intereses, no amigos, y México es su patio trasero. Esto está demostrado palpablemente con el T-MEC (Tratado México, Estados Unidos y Canadá), que sintetiza mejor la política de estos imperialistas, “acuerdos” en los que estuvieron subordinados los de la 4T y López Obrador.
El ex Secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna quien así lo fuera en el Gobierno de Felipe Calderón, avalado y respaldado por Estados Unidos, fue encontrado culpable en todos los cargos que le armaron allá y fue sentenciado, pero allá; aquí si lo extraditaran saldría libre sin problema, como lo mostró el poder judicial mexicano que liberó las cuentas a su esposa, de sus recursos mal habidos. Con un sistema judicial mexicano podrido hasta el tuétano, hasta terminarían pidiéndole disculpas a este personaje, al mismo Felipe Calderón y a Vicente Fox por haberlos señalado siquiera como cómplices.
Genaro García Luna fue un personaje creado y alimentado por Estados Unidos y Felipe Calderón fue solo el operador de la legalización y legitimación de su papel en la seguridad pública. Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa fue un títere de los gringos, ellos necesitaron la guerra contra el narco y este personaje la ejecutó; necesitaban un proceso de militarización-fascistización para garantizar desde el gobierno de Calderón aplicar su política imperialista mediante la fuerza, frente un escenario de descontento popular creciente que solo podría ser contenido con la militarización y la represión.
Por eso hoy, juzgar a sus personajes, primero a García Luna y luego a Calderón, o simplemente no tocar a Calderón, también es un distractor para la aplicación de otras medidas que en otro contexto no puedan aplicar. Porque son sus testaferros que les garantizaron la industria de las drogas, de la delincuencia organizada o el paramilitarismo para seguir con su política de saqueo y destrucción de los recursos naturales, de la producción de las materias primas que necesitan para mantener su guerra en Ucrania, contener los graves problemas económicos que los azota y sostener su menguada hegemonía.
García Luna es solo un eslabón del sistema y no es el más importante, los demás están insertados hasta en el sistema judicial, por eso juzgarlo en el país va a resultar a su favor y de todos los demás. De esto no escapa el ejército mexicano y estadounidense, que supieron, saben y operan como si fueran aparatos honorables.
En ese sentido la condena a Genaro García Luna, no necesariamente moverá a López Obrador para enjuiciarlo en México, este mantiene que su fuerte no es la venganza y de acusar a los de su pasado mediato e inmediato, de en los hechos otorgarle impunidad incluyendo a los expresidentes desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto que están involucrados no solo con la corrupción, la delincuencia organizada, sino con el imperialismo estadounidense, porque este los sostuvo.
Además el sistema jurídico o judicial en el país no garantiza enjuiciar en su contra a los elementos de su propio sistema, así lo estamos viendo con Emilio Lozoya, Salvador Cienfuegos, Rosario Robles y el caso de 43 estudiantes normalistas y otros muchos más; no solo es Gertz Manero en la FGR el que lo impide, es todo lo putrefacto del sistema capitalista-imperialista y su Estado, en el que aun sigue siendo válido desde la agitación política, exigir cárcel en México a García Luna y a sus cómplices, aliados, defensores, torturadores y asesinos, porque tenemos claro que la única y verdadera justicia es la que se haga con la organización y lucha del pueblo, en la movilización callejera contra los regímenes anteriores y el de hoy y seguir construyendo el camino por la revolución proletaria.