El primer tramo del Tren Maya Campeche-Cancún fue inaugurado este viernes por López Obrador, se trata de uno de los principales megaproyectos del sexenio, un esquema de saqueo y despojo  levantado mediante la explotación de la clase obrera para beneficio de los grandes capitales.

Durante la inauguración Obrador reconoció a los trabajadores que hicieron posible la obra, para luego pasar a agradecer y darle la palabra a los grandes consorcios industriales.

“No está demás que yo agradezca al grupo Carso, que está a cargo de un tramo (…) está aquí también la empresa MOTA-ENGIL, una empresa mexicana, que al mismo tiempo están asociados con inversionistas de Europa, MOTA-ENGIL de Portugal, una empresa internacional de mucho prestigio a nivel mundial, está también la empresa Indie, mexicana asociada con una empresas española y la empresa ICA que tiene dos importantes tramos” (…) Es muy importante que los trenes se estén fabricando en México, es una empresa francesa Alstom, que tiene su planta en ciudad Sagún Hidalgo”.

A la mención faltaron otras grandes trasnacionales que mediante convenios con los ganadores de las concesiones han obtenido millonarias ganancias del proyecto –que ya triplicó su presupuesto inicial–, como las acereras Steel Dynamics de Estados Unidos y la japonesa Sumitomo, o la China Communicatios Construction Company a la que en mayo de este año 300 obreros tuvieron que protestarle por falta de pagos y prestaciones.

Las palabras del presidente pintan de cuerpo completo el proyecto, primero por el beneficio a las constructoras;  apenas ayer trascendió que Carlos Slim Helú, dueño de Grupo Carso superó la marca de 100 mil millones de dólares por primera vez en la historia, duplicando su patrimonio desde que comenzó el gobierno de López Obrador.

En segundo lugar por el modelo de desarrollo capitalista que desde su tribuna López Obrador salió a defender, hablando de la importancia  que la región sureste tiene por la alta cantidad de biodiversidad, por tener el 70% de las reservas petroleras y el 70% del agua subterránea y superficial y por la perspectiva que esto le da a la región para que desarrolle el turismo, tal c

omo pasó con Cancún, la ciudad de los grandes despojos de la industria hotelera y serios daños medioambientales durante los sexenios anteriores, ciudad a la que Obrador puso hoy como ejemplo.

No se trata solo de un tren sino de un proyecto de reordenamiento del territorio para desarrollos inmobiliarios, turismo masivo, aumento de la agroindustria y

nuevas zonas industriales; en otras palabras el Tren Maya abre al mercado la riqueza que tiene la región y proletariza mediante el despojo a los pueblos y comunidades que hoy tienen sus tierras en zonas cuyo valorar crecerá exponencialmente en los próximos años.

Como históricamente ha pasado, a los pueblos, campesinos e indígenas se les ha venido imponiendo desde el gobierno federal la opción de que su única alternativa es entregar sus tierras y recursos naturales a cambio de entregarse a la esclavitud asalariada.

Así se ha demostrado en el propio proceso de construcción del tren, pues

tan  solo en lo que va del año, además de la protesta a la empresa China ya mencionada, el 13 de abril decenas de obreros del tramo 7 pararon labores y bloquearon una carretera por incumplimiento de contratos, bajos salarios, despido injustificado, humillaciones y corrupción de la SEDENA, ahí señalaron a medios que se les pagaba 2 mil 800 pesos quincenales sin pago de horas extra, e incluso la existencia de una tienda de raya para venta de productos a cargo de los militares.

Operadores de volquetes del tramo 7 en Quintana Roo bloquearon la circulación de la carretera federal el pasado 17 de noviembre por la falta de pago de salarios del Grupo Constructor Maya Dorado.

Las denuncias de obreros del tramo 7 también se han hecho en redes sociales, en donde han cuestionado el papel de los militares, amenazas de despido, falta de pago de días festivos, salarios de 3 mil 500 pesos, por jornadas de 7 de la mañana a 5 de la tarde, en condiciones extenuantes sin condiciones básicas como agua.

Por estas razones es fundamental la organización de la clase obrera, los campesinos pobres y los pueblos en la región sureste y el resto del país, para frenar la profundización de las políticas neoliberales que ahora empuja la Cuarta transformación, -valiéndose del engaño y las fuerzas militares- y abrir el camino de la revolución proletaria, como única vía que tenemos para la Transformación de nuestras condiciones de vida.

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Por PCMML

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