El triunfo electoral de las masas trabajadoras de Guatemala, que llevó a Bernardo Arévalo a la presidencia de su país, no ha concluido, pues los golpistas continúan atacando el proceso con todos los elementos legaloides, políticos y económicos a su alcance, cuyo objetivo es hacerlo fracasar pacífica o violentamente. Por eso el pueblo guatemalteco debe defender su victoria e ir más allá de ella.
Por eso el pueblo guatemalteco se mantuvo en las calles hasta el último momento respaldando la toma de protesta, -destacándose los pueblos originarios- dispuesto a responder ante cualquier otro acto en contra por parte de las fuerzas facciosas que adentro y fuera del parlamento intentaron boicotear hasta el final el acto.
Las fuerzas reaccionarias “legalmente constituidas” conocidos como pacto de corruptos y sin legitimidad popular actuaron a pesar de que tenían la presión internacional, incluyendo la de EE.UU., y la Unión Europea que avalaban la llegada de Arévalo, no querían, ni quieren perder sus insultantes privilegios como el de verse expuestos a procesos judiciales por corrupción y otros ilícitos, sobre todo porque la oligarquía financiera guatemalteca quiere seguirse enriqueciendo teniendo gobiernos a sus servicio, porque lo que no han sido totalmente derrotados en esta batalla.
Estos avances en la lucha popular guatemalteca han sido fruto de largos años de lucha, de una situación económica y política que han padecido desde que el capitalismo se instaló en Guatemala y junto con los países imperialistas lo han depredado. Hoy nuevamente los explotados dieron nuevos pasos en su lucha, que deben preservar y profundizar haciendo cumplir a Arévalo con la organización y lucha callejera.