El imperialismo y sus organismos financieros (FMI, BM) reconocen que la inflación y el encarecimiento de las materias primas entre ellas de los energéticos, como el gas y el petróleo, continúa y están detonando graves problemas sociales y políticos que están estallando en algunos casos como peligrosas crisis políticas como las más recientes en: Haití, Bielorrusia, Kazajistán, Sudán, Myanmar, Ucrania, las que se han hecho más visibles y las que se vienen acumulando en esta fase de depresión económica mundial que tiende a complicarse y a tensar las contradicciones entre las potencias imperialistas, entre los pueblos y los países imperialistas y las de la burguesía y el proletariado de cada país.
Las negociaciones y los choques entre las potencias intentan “equilibrar” a su favor la situación.
Según la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la inflación promedio de los países que forman parte de este organismo, alcanzó su más alto nivel en noviembre de 2021, la más alta en 25 años. También afirman que la inflación alimentaria (los altos precios de los alimentos) la encabezaron Colombia con un 15.3% y Turquía con 27.1%. En México subió al doble, llegando al 10.8%.
Es de destacar que EE.UU., según el mismo organismo, tuvo en noviembre 6.8% de inflación, la más alta desde 1982, (pero México lo superó llegando al 7.5%). La Zona Euro: 4.9% (Alemania: 5.2%, Reino Unido: 4.6%, Italia: 3.7% y Francia: 2.8%). Otros países como Argentina: 52.1%, Rusia: 8.4%, Sudáfrica; 5.5%, Brasil: 10.7%, India: 4.8%, China: 2
.3%, Indonesia 1.7%, Arabia Saudita: 1.15 y Japón: 0.6%.
El Banco Mundial (BM), en su informe reciente, Perspectivas económicas mundiales, señala una “marcada reducción” en el 2022, en el crecimiento llegando a 4.1% respecto a 2021 que fue de 5.5%, reconociendo que se está padeciendo una desaceleración pronunciada, “derivadas de la variante del Covid-19” que ponen en peligro la recuperación de las economías “emergentes” o más bien dependientes y en desarrollo, concluyen. En ese sentido “recomiendan” políticas fiscales y monetarias más restrictivas, una reintegración lenta de los trabajadores al mercado laboral, disminución de las importaciones de las economías respecto a las potencias imperialistas en cuanto al ritmo de desaceleración y la reducción de los precios de las materias primas, refirió el organismo.
Otra vez la pandemia aparece como causa y como remedio para resolver la caída de la tasa de ganancia de los capitalistas a nivel mundial, situación que las masas trabajadoras poco a poco van comprendiendo y enfrentando a pesar de las cuantiosas muertes.
Los encuentros bilaterales entre los representantes de las potencias imperialistas, Joe Biden-Xijin Ping, Putin-Biden, o las mesas multilaterales como la de la “No proliferación de armas nucleares”, entre otras, son el estira y afloja para allanar los problemas graves de la economía capitalista y las peligrosas protestas populares, que son la principal amenaza para su existencia que pueden rebasar cualquier plan futuro. En ese sentido la pandemia del Covid-19 y sus variantes son uno de los mejores recursos con los cuales pueden atacar a las masas trabajadoras mediante la inducción de un comportamiento disfrazado de seguridad sanitaria, que no ha expresado más que medidas de corte fascista que se están profundizando cuidando que la población no se dé cuenta de eso.