El del 1º de septiembre es el último acto político de trascendencia de Enrique Peña Nieto (EPN), sin embargo, los reflectores del escenario político ya no se encuentran en lo que pueda informar, sino en el proceso de transición que se desarrolla con el gobierno entrante. A pesar de esto, la situación desarrollada en el sexenio de EPN, es un lastre que es primordial no olvidar.
Peña Nieto ha iniciado una campaña de contención de daños, es decir, trata de salir bien librado en el último acto político y no terminar, como lo califica la mayoría del pueblo: el peor presidente de la historia.
Y es que los ejemplos son bastos: el incremento a la gasolina, diesel, gas y electricidad; el creciente clima de violencia que ha cobrado la vida de decenas de miles de personas y otras tantas decenas de miles de desaparecidos; los actos de corrupción como la Casa Blanca; los actos de impunidad y represión institucional como Ayotzinapa, Nochixtlán, Tlatlaya, entre otros; se encuentran marcados como las principales señales del gobierno de Enrique Peña Nieto.
La contención de daños desatada incluye la imagen que él mismo ha tratado de dejar ante el pueblo mexicano: un “estadista” que tomó las decisiones que pensaba “mejores” para el país, aunque no fueran populares. Con una campaña pagada en todos los medios de circulación nacional, entrevistas exclusivas del habitante de “Los Pinos”; se intenta desviar la atención de temas descarados de corrupción impunes, como los de Javier Duarte y otros gobernadores que están siendo exonerados.
En otro lado, el 1º de septiembre será el primer acto político de la alternancia. Llegarán al Congreso, por primera vez en la historia, el PRI, PAN y PRD, desdibujados y acotados, y una nueva casta política ocupará las curules del Senado y la Cámara de Diputados, aunque varios de ellos repitan un cargo de representación parlamentaria. Bajo el discurso del perdón y reconciliación que implementó el presidente electo, no se espera ningún cuestionamiento de fondo, ni acusaciones directas al saliente habitante de Los Pinos. Al contrario, se espera un escenario de aplausos, felicitaciones, saludos cordiales y palmazos en la espalda entre los representantes del viejo y el “nuevo” régimen, es decir, una transición pactada.
Por supuesto que lo anterior no sería posible sin la bendición otorgada por los representantes del capital. Los grandes explotadores dirigen desde su silla el “civilizado” proceso de transición entre sus representantes. Por supuesto que dentro del próximo Congreso de la Unión habrá sus honrosas excepciones y, posiblemente, sólo posiblemente jueguen un papel de denuncia y defensa de los intereses populares.
Sin embargo, para el proletariado y el pueblo de México, ha quedado claro que la participación en el proceso electoral no ha sido suficiente, ni mucho menos el último espacio de participación política. Si los “representantes populares” no defendieran los intereses de los trabajadores, no denuncian los actos de corrupción; tenemos una opción: la organización popular y movilización callejera.
Como ejemplo, la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación, junto con referentes nacionales, estarán movilizándose en el marco del último informe de Peña Nieto. A pesar de los intentos de Andrés Manuel López Obrador, de manera directa y a través de sus voceros, de inhibir la movilización bajo el discurso de que “esperemos porque el cambio ya viene”; los trabajadores y pueblos de México no podemos mantenernos a la expectativa de lo que hagan los actores políticos.
La movilización el 1º de septiembre, está dejando en claro que sólo habrá cambios si hay justicia social y castigo a los culpables. A pesar del adormecimiento y borrachera electoral de muchos, no debemos confiar en que los nuevos representantes del poder harán todo en favor de los trabajadores. ¿Tan pronto han olvidado la máxima de campaña? Sólo el pueblo organizado puede salvar al pueblo, pero además de ello, el pueblo en las calles contra los corruptos, los asesinos y los traidores.
Este artículo fue publicado en Vanguardia proletaria No. 535 del 15 al 31 de agosto de 2018.