Acerca del “halconazo” y el movimiento estudiantil en México

Un episodio funesto dentro del movimiento estudiantil y posterior a 1968, fue la matanza del 10 de junio de 1971. Esta última confirmó una vez más el carácter reaccionario del gobierno mexicano, así como su servilismo a la burguesía y a los intereses del imperialismo estadounidense en nuestro país. Dicha medida represiva tuvo como objetivo silenciar todas aquellas justas demandas estudiantiles que fueron surgiendo a raíz de las contradicciones cada vez más notorias del capitalismo monopolista de Estado imperante a partir de 1940, cuando la clase reaccionaria burguesa comenzó a ver en la educación popular un gran peligro para sus intereses, así como la oportunidad de atacarla por completo, comenzando por la desarticulación del Instituto Politécnico Nacional y de las normales rurales. La injerencia del gobierno de Estados Unidos no se hizo esperar mucho y se coló en diversas tareas, desde la metodología de enseñanza en las universidades, hasta el espionaje dirigido en contra del movimiento obrero y estudiantil. El gobierno mexicano, desde aquel entonces hasta la fecha, fue satélite de la campaña anticomunista perpetrada por Estados Unidos, la cual iba absolutamente en contra de la clase proletaria. Una y otra vez buscaban el aplastamiento del movimiento estudiantil, el cual, a partir de 1959, comenzó a tomar la revolución cubana como un ejemplo a seguir. El advenimiento del triunfo de esa revolución de Latinoamérica incentivó tanto al movimiento obrero como al estudiantil a continuar con sus luchas, las cuales muchas veces fueron hombro a hombro, ya que ambos tenían el común de la lucha en contra de la antidemocracia en sus respectivas áreas. El pistolerismo y la posterior creación de grupos paramilitares, como los “halcones”, no son más que parte de una serie de medidas que toma la clase reaccionaria cuando ve en serio peligro la preservación de sus intereses. Actualmente, el porrismo es una de las artimañas utilizadas en contra del movimiento estudiantil, sin embargo, las tareas que llevan a cabo conservan la misma esencia reaccionaria que les ha otorgado la burguesía desde tiempos pasados.

Enfrentarlos significa construir organización revolucionaria estudiantil desde las aulas, para también derrotar a la socialdemocracia que inhibe la lucha de los estudiantes poniéndola al servicio de la burguesía, como sucede con la 4aT.

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