La Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), fue fundada los días 17 y18 de diciembre de 1979 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. En el Primer Foro Nacional de Trabajadores de la Educación y Organizaciones Democráticas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), “más de 25 organizaciones entre movimientos, corrientes y grupos democráticos se reunieron para manifestar su voluntad de luchar por hacer de nuestra organización sindical un verdadero instrumento de defensa de los trabajadores” (Primera Declaración Política de la CNTE, enero 18 de 1980).
Meses antes, los trabajadores de la educación de las secciones VII y XL de Chiapas, así como los de Tabasco, irrumpieron impetuosos en la lucha magisterial y sostuvieron un triunfante paro de labores de 27 días, exigiendo democracia sindical y aumento salarial. Este ejemplo, fue replicado en los meses y años siguientes por el magisterio de Oaxaca, Guerrero, Morelos, Valle de México, Hidalgo, La Laguna, Michoacán, Ciudad de México, etc., forjando a la CNTE como uno de los principales referentes de la lucha popular en México.
En 40 años, la CNTE enfrentó con éxito al régimen autoritario que gobernó nuestro país durante más de 70 años, resistió y sobrevivió los 36 años de frontal embestida de 6 gobiernos de corte neoliberal. A diferencia de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular o la Coordinadora Sindical Nacional, cada combate fue templando la unidad, organización, formas de lucha y sobre todo, el papel de la CNTE como eje aglutinador de la lucha popular a lo largo y ancho del país.
Los costos por democratizar al sindicato, la educación y la vida nacional han sido muy altos: cientos de maestros y padres de familia asesinados por los charros, el gobierno o grupos paramilitares; decenas desaparecidos, encarcelados y perseguidos; miles reprimidos laboral, administrativa y económicamente. Las secciones VII de Chiapas y XXII de Oaxaca principalmente han sostenido sobre sus hombros la existencia, junto con otras secciones más pequeñas misma de la CNTE, han sido los artífices de grandes triunfos, pero han cargado también con dolorosas derrotas.
Ningún enemigo externo ha dañado tanto a la CNTE o la ha puesto en riesgo como la división interna. Si bien la confrontación tiene su origen en la diversidad política ideológica, ha sido el Estado mexicano y sus instituciones burguesas las encargadas de alentar las discrepancias internas a partir del patrocinio a dirigentes o fuerzas que, abierta o veladamente, desarrollan una labor de zapa en el movimiento.
Además del charrismo clásico, distintas tendencias gobiernistas han intentado destruir la unidad de la CNTE y pulverizar el carácter nacional del SNTE: “Nuevo sindicalismo”, “Comité Nacional Democrático”, “Educadores con Morena”, entre otras, han promovido el paralelismo, el independentismo o la institucionalización del movimiento a partir de la concertación con los enemigos.
El arribo de López Obrador y la autodenominada Cuarta Transformación (4ª T) al poder político, suponía mejores condiciones para resolver la problemática educativa nacional a partir de la promesa electoral que ofrecía: “de la mal llamada reforma educativa no quedará ni una coma”. Sin embargo, por su origen de clase, el nuevo régimen ha asumido la continuidad y profundización del neoliberalismo como política de Estado.
El discurso populista, la simulación de diálogo, el incumplimiento de acuerdos, la demagogia mediática, la descalificación por consigna, el autoritarismo, la coerción y la cooptación desde el Poder, han generado posiciones encontradas entre los dirigentes y las direcciones políticas de los principales contingentes de la CNTE. Mientras algunos cuestionan el carácter neoliberal de la 4ª T y llaman a luchar contra ella, otros promueven la confianza en el régimen e intentan colocar a la CNTE a la cola de este proyecto.
En medio de reclamos mutuos, señalamientos y acusaciones de traición, así como un marcado desencanto y dispersión de las bases, la CNTE conmemora 40 años de vida, de lucha y de resistencia. Más allá de las vicisitudes temporales, incluso de las traiciones, las bases sabrán hacer uso de los principios rectores, continuarán la lucha por sus demandas históricas y colocarán nuevamente a la CNTE en el lugar que le corresponde en la lucha de clases.

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Por PCMML

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