Los derechos y garantías individuales del proletariado y el pueblo trabajador siempre los dueños del capital los han golpeado para hacer crecer sus ganancias y seguir manteniendo el sistema capitalista explotador. Invariablemente en cada crisis del capital la burguesía ha implementado junto con su Estado la manera de descargar los costos sobre el trabajo de miles de obreros tendiendo a resarcir su alta tasa de ganancia o mantenerla y multiplicarla.
Desde antes de que apareciera la actual pandemia del coronavirus, la economía capitalista venía manteniéndose estancada, sobre todo los últimos años y a partir del 2008 que hizo crisis y explotó en sus entrañas imperialistas siguieron dándose indicadores que empeoraban la situación, donde el Producto Interno Bruto (PIB) en cada país no obtenía crecimiento: decrecía en unos, otros se mantenían en cero y los que obtenían un crecimiento no rebasaba lo realizado hasta antes del 2008, unos más entraban en su “desaceleración económica “y últimamente otros declaraban estar en recesión, los elementos de una nueva crisis económica ya estaban reunidos hace varios años incorporándose otros más como detonadores: la pandemia del coronavirus, (que para muchos fue una creación imperialista a modo de hacer creer que era el causante de la crisis económica de sobreproducción y proteger su ya crítica economía) además la caída de los precios del petróleo y la tendencia proteccionista de algunas naciones.
Pero esta pandemia del COVID-19 encontraba un terreno fértil de miseria, hambre, migraciones criminalizadas, sobretodo sistemas de salud pública muy frágiles, dañadas por más de 40 años de neoliberalismo y la indiferencia de la Organización Mundial de la Salud, por lo que hay una enorme cantidad de muertos. En México se generalizaron las políticas que deterioraron y saquearon los sistemas de salud pública: supresión de puestos de trabajo y precarización de los contratos de trabajo, supresión de camas hospitalarias, aumento del coste de la atención médica y de los medicamentos, reducción en las inversiones en infraestructuras y equipamientos, privatización de diferentes sectores de la sanidad, reducción de inversión pública en la investigación y el desarrollo de tratamientos en beneficio de los intereses de los grandes grupos farmacéuticos, etc., un “Seguro Popular” ahora “Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI)”, que no aterriza sus beneficios (paros y manifestaciones por atención médica de calidad y medicamentos necesarios se han dado en este tránsito a esa “nueva” institución). Los medios de comunicación y gobiernos insisten en los porcentajes letales a partir de las edades, en lugar de evidenciarla por las diferencias de clase, de acuerdo a sus ingresos y patrimonio. México va ingresando a la fase II de las medidas para combatirla según las autoridades de la “4ª Transformación”; y vemos en este momento como la lucha de clases expresa el interés de la burguesía y el imperialismo norteamericano, la pequeña burguesía y el charrismo sindical, para “montarse” en las espaldas de los trabajadores y el pueblo trabajador.
Recordando que la Reforma Laboral y el outsourcing solapan violaciones laborales y medularmente cuidan el interés de los patrones, y en este instante de la aparición y desarrollo de la pandemia del COVID-19, encontramos una Población Económicamente Activa (PEA) de más de 57 millones, de la cual más de 15 millones que tienen trabajo asalariado no tienen servicios de la seguridad social y de esa PEA más del 60% no tiene cobertura de salud y laboran en el trabajo informal. Los que tienen acceso a esa cobertura los servicios son de baja calidad y no hay medicamentos, y el resto de mexicanos están en espera de que funcione el INSABI. Hoy ante la pandemia los patrones empiezan a despedir a los trabajadores, “adelantar vacaciones”, hacer convenios con las organizaciones sindicales (charras principalmente) para convenir paros técnicos, pero que son el preámbulo de su cese definitivo; Ford, Alcea, y otras empresas han empezado a despedir, teniendo a su favor una ley federal del trabajo y ante situaciones como la pandemia, -donde el temor promovido por los explotadores y sus medios de comunicación, proyectan oportunidades de negocio- los patrones van descargando la crisis en los trabajadores; los empresarios tratando de que se apresure en declarar contingencia por las autoridades sanitarias federales, avanzan sin convenio sindical o resolución de la autoridad laboral en poder suspender labores en los centros de trabajo, para que los dueños de las empresas solo estén obligados a pagar “una indemnización” (fracción IV del art. 429 de la Ley Federal del Trabajo) equivalente a un día de salario mínimo general $123.22 diarios y en la frontera norte, $185.56 a todo tipo de trabajador y solo el patrón estará obligado a otorgar ese pago por un mes, independientemente que la alerta no se haya cancelado por la autoridad sanitaria.
Así la clase obrera y los trabajadores ante la natural infamia, crimen y deshumanización del sistema capitalista y sus personeros burgueses-imperialistas, deberá enfrentarlos con la organización sindical clasista, revolucionaria, asamblearia e internacionalista; y formas organizativas unitarias de la clase obrera, que abonen al Frente Único proletario y popular, al Encuentro Nacional por la unidad del Pueblo Mexicano y en la perspectiva de construir la Asamblea del Proletariado y los Pueblos de México. Pero lo más importante es nuestra participación activa con su Partido Comunista de México Marxista Leninista para desarrollar la pandemia de la Revolución Socialista que emancipara a la clase obrera, los pueblos de México y la ciencia al servicio del proletariado y los pueblos de México.