Una expresión de esta crisis del capitalismo es la emergencia de nuevas enfermedades infecciosas y el aumento excesivo de la prevalencia de otras enfermedades crónico-degenerativas.
Entre los factores que explican este hecho están los desplazamientos poblacionales originados por guerras, violencia del paramilitarismo -llamada delincuencia organizada- la sobreexplotación de recursos naturales, la construcción de megaproyectos, situaciones que provocan que los seres humanos que cambian sus asentamientos en condiciones precarias estén en contacto estrecho con otras especies animales que pueden ser portadores asintomáticos de virus, ejemplos son: Sida, Coronavirus, Ébola. Otro factor es el cambio climático, el caso más relevante es el de los mosquitos transmisores de enfermedades como el Dengue, el Chikonguya y el Zika, que anteriormente se encontraban en regiones bajas y por tanto calurosas, y ahora su población se extiende a amplias zonas más altas.
Finalmente, estamos ante un aumento grave de enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, sobrepeso y obesidad. La migración a las ciudades de amplios populares con el consiguiente cambio en el hábito alimenticio, la baja disponibilidad y accesibilidad a una alimentación sana, los problemas del transporte público con largos traslados, ha favorecido que la frecuencia de estas enfermedades incremente su frecuencia y que se presenten en personas cada vez más jóvenes.
El problema más grave no es ser diabético, obeso o hipertenso, o bien tener las tres condiciones como ocurre frecuentemente, sino que el deficiente sistema de salud, antes de la pandemia, mantiene a todos estos enfermos crónicos descontrolados, por falta de acceso a los servicios de salud en el 16.2% de la población nacional, la pésima eficiencia de quienes tienen acceso a ellos y la falta de seguridad social en el 57.2% de la población (CONEVAL); la falta de medicamentos sistemática y la falta de condiciones materiales en la vida de los trabajadores enfermos que les evita el apego al tratamiento de sus enfermedades.
Para el 5 de junio del 2020, México ocupa en 7mo lugar por número de muertes por COVID 19 en el mundo, con una letalidad del 10.7% de las personas infectadas. Estas cifras sólo son superadas, por Italia, España, Bélgica que tienen una edad promedio poblacional mucho más alta en relación con la edad promedio de los mexicanos. Aunque las cifras van a cambiar conforme se desarrolle la pandemia, desde ahora sabemos que la mortalidad en nuestro país será muy alta debido a la alta prevalencia de enfermedades crónico-degenerativas.
6 de cada 10 trabajadores empleados, no están en condiciones de resguardarse de la Pandemia, porque deben salir diariamente a trabajar para adquirir raquíticos ingresos.
Queda claro que el capitalismo no ofrece alguna alternativa para resolver, ni la crisis económica, ni de salud, por lo que se hace apremiante que se luche por destruir este sistema antes que este acabe con nosotros.