En septiembre se reavivó la lucha por el agua en la Presa de La Boquilla, en Chihuahua, debido a la insistencia del gobierno federal de entregar el agua para cumplir con el Tratado Internacional de Aguas de 1944 firmado entre Estados Unidos y México. Han surgido al menos 2 posturas del tema, por un lado, la oligárquica y oficial apoyada por el gobierno de Trump, AMLO y la misma derecha (Javier Corral, los Urionabarrenecheas y los Porras, por mencionar a algunas familias capitalistas agroempresariales de Chihuahua) que insisten en cumplir con el acuerdo, ya sea con agua de otros estados o de la presa, aunque esto cueste sangre de más campesinos o ciudadanos. Bajo una falsa disputa electoral se disfrazan los nexos corruptos entre el control de CONAGUA por parte de la derecha, la subordinación de la 4T a los intereses imperialistas, la ineficiencia del plan contra desastres naturales (en el caso de la sequía), el control del narcotráfico en el mismo saqueo y cacicazgo del agua en el norte, así como la amenaza agroempresarial de “subir los precios del frijol y cebolla nacionalmente para el 2021”. Por otro lado, la propuesta proletaria cuestiona críticamente: ¿De los campesinos afectados cuántos son campesinos pobres, indígenas y jornaleros agrícolas, cuántos ejidos y comunidades sufren en la actual sequía y pandemia? Y al no ver reflejadas sus voces, organizaciones como el “Movimiento contra el hambre” de alrededor de 200 tarahumaras de Chihuahua protestan en las calles sin recibir alguna cobertura mediática.   De igual manera los rarámuris integrantes de la comunidad Choréachi denuncian la deforestación ilegal de Comisión Nacional Forestal en la sierra del mismo estado, y algunas comunidades en Tamaulipas denuncian que el agua no es de Chihuahua, pues en décadas han sido saqueadas por el mismo tratado favoreciendo los intereses de varios empresarios del campo. Esto pese a la existencia de un amparo contra el saqueo del agua del Río de Conchos. La propuesta proletaria y popular que surge de manera natural ante la crisis actual y la lucha por el agua, se debe convertir en la lucha contra el régimen capitalista, que nos somete por todas las vías y pretende controlarnos con sus partidos políticos burgueses. Solo así el campesino pobre, el trabajador del campo y de la ciudad, logrará desenmascarar los intereses de clase burgueses en las pugnas por el agua en Chihuahua y todo el norte del país, conduciendo su lucha hacia su inevitable desarrollo, la revolución proletaria y el socialismo.

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Por PCMML

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