Si la epidemia de 2009 sirvió como un primer ensayo de control social a partir de la presencia de un virus, la epidemia actual es la continuación de los ensayos. Ante la crisis general del sistema capitalista, la burguesía busca avanzar hacia una digitalización de la vida social, como parte de un profundo proceso de deshumanización y control social. El virus se hizo presente justamente con el inició del presente año, cuando meses anteriores se habían desarrollado crecientes movilizaciones en muchos países; su aparición fue precedida por una reunión de instituciones dirigidas por la oligarquía (entre ellas el Foro Económico Mundial), en el que se advertía de la llegada de una epidemia que causaría, junto con la muerte, una profunda crisis económica que haría necesaria la participación cada vez mayor del capital privado.

La crisis del sistema venía agravándose desde hace varios años, y con ello las élites requerían acelerar el proceso de fascistización que estaba en curso. Sembrando el temor al virus han logrado confinar a sectores amplios de la población mundial, insertándolos en lo que llaman Nueva Normalidad. El crecimiento del trabajo domiciliario y de la “educación” a distancia (impulsados desde hace varios en el contexto de la llamada Cuarta Revolución Industrial y de la educación 4.0), así como los mecanismos de vigilancia domiciliaria y de movilidad de las masas a través de dispositivos electrónicos, son pasos adelante en la reestructuración del capitalismo en su fase imperialista. Las ganancias de las empresas que dominan las telecomunicaciones se han multiplicado sin precedente, los despidos se acrecientan y los salarios caen, se profundizan las formas de explotación de la fuerza de trabajo y se ha contenido en mayor medida la migración a los centros imperialistas, todo ello favorecido por la epidemia, para prolongar la decadencia del modo de producción capitalista.

En el curso de la epidemia y de las medidas de confinamiento, ha tenido un lugar central la Organización Mundial de la Salud, institución financiada principalmente por el capital privado. El Departamento de Defensa de EE.UU., ha considerado la posibilidad de colocar biosensores debajo de la piel, supuestamente, para detectar enfermedades infecciosas antes de que se presenten síntomas (https://www.defenseone.com/technology/2020/03/military-funded-biosensor-could-be-future-pandemic-detection/163497/). Se verifica así la tendencia a reforzar las diversas formas de control social.

El Foro Económico Mundial anuncia, para el primer mes del próximo año, “el gran reinicio” con el que se reestablecerán las actividades sociales en el marco de la “Nueva Normalidad” digitalizada. La primera etapa de la epidemia habrá cumplido su propósito. El confinamiento podrá relajarse o reforzarse según las necesidades del capital.

Tal es el siniestro y sórdido panorama que el capitalismo ofrece a la humanidad. No hay más alternativa que socialismo o barbarie.

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Por PCMML

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