Las mujeres formamos parte indispensable de la producción de un país, aseveran en entrevista para Vanguardia Proletaria las camaradas del FPR que trabajada asalariadas en el hogar, en este número compartimos sus experiencias, preocupaciones y anhelos. 

     Desde su experiencia, la fuerza les nace del amor de madre, todos los días se levantan con la necesidad de traer algo a su hogar. Les ocupa lograr que las mujeres sean libres de toda preocupación material, de los prejuicios hacia ellas y sus trabajos, que dependan del salario para salir adelante mientras otras y otros sin trabajar someten y viven excelente.

     La necesidad de las compañeras de diferentes lugares de origen, de trabajar en casa ajena es con la finalidad de apoyar a sus parejas con el gasto que se genera en la familia, pues la mayoría trabajan en el campo con salarios mínimos, pago a destajo y no alcanza para cubrir los gastos familiares, algunas otras compañeras son madres solteras que se ven en la necesidad de salir a trabajar y dejar a sus hijos solos, para ir por el pan de cada día.

     Todas las compañeras adelantan las labores del hogar para salir temprano al quehacer en otra casa, enseñan principalmente a sus hijas a hacer las labores de la casa para ahorrar tiempo y para descargar un poco el trabajo. No hay oportunidades para aminorar el trabajo en su casa, como lavanderías públicas, comedores comunitarios nutritivos, guarderías públicas, todo está en manos de los privados, de los empresarios aún cuando este gobierno hable de transformación, de cambio, de que primero van los pobres.

     Justifican los despidos a causa de la pandemia, en México despidieron a 125 mil 875 trabajadores en lo que va de la crisis económica y la pandemia, entonces podemos imaginar cuántas mujeres tuvieron que emplearse en el trabajo del hogar de tiempo completo y cuántas además salieron a trabajar por horas, por días en casa ajena.

     En México el 96% no cuenta con contrato escrito de trabajo, 98% no cuenta con seguridad social, el 71% no tiene prestaciones laborales, el 26% recibe pago de aguinaldo y solo el 8% disfruta vacaciones con goce de sueldo, lo que es notable es que la mayoría de mujeres despedidas del trabajo en el hogar durante la pandemia se quedaron sin ese ingreso por una larga temporada, tuvieron que dedicarse a otros trabajos para salir adelante, a otras las despidieron de la noche a la mañana sin goce de sueldo ni liquidación.

     La mayoría de las trabajadoras del hogar en México no tuvo apoyo de su patrona o patrón para hacerse la prueba del Covid-19, actualmente el servicio médico no es una obligación que deban acatar los empleadores mucho menos un derecho que garantice el gobierno. Si alguna compañera se contagió o alguno de sus familiares, difícilmente sus patrones intervinieron para apoyarle.

     Las compañeras buscaron otro tipo de empleos, como trabajo en el campo: cortando chile, calabaza, ejote, etc. a rayo de sol, polvo y bajas temperaturas de frio, el pago a destajo por tiempo de trabajo, sin prestaciones, sin mayores beneficios a largo plazo. También hay quien se dedica a la venta de productos por catálogo, zapatos, lencería, joyería, meseras e igual sin ninguna prestación, ni pago extra por dicha labor. A compañeras les limitaron los días de trabajo pagado, solo asisten una o dos veces por semana a su empleo en otra casa, ya que también los patrones les han dicho que se han visto afectados en sus ingresos por la pandemia mundial.

     Por lo anterior, se acercaron al Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar, han organizado asambleas y participado de talleres sindicales con la finalidad de que se les oriente y respalde en tener un empleo digno.

     Las compañeras reconocen que necesitan organizarse sindicalmente porque es importante destacar que algunas compañeras sufren de explotación laboral, de discriminación y malos tratos de parte de sus empleadores, frente a tales condiciones consideran la unidad y movilización para mejorar sus condiciones de vida y trabajo.

     Levantar la voz en representación de miles de mexicanas y mujeres en el mundo que exigen un trato digno, ser valoradas y tomadas en cuenta, ejerzan derechos, se valore su trabajo y su impacto social para los cuidados y educación de una generación de hombres y mujeres trabajadores que trabajen juntos sin opresión ni explotación.

     Las banderas de lucha para librar las próximas batallas son: la aplicación del convenio 189 de la Organización Internacional de Trabajadores que entró en vigor el 3 de julio de 2021 en el Diario Oficial de la Nación, su ejecución permite avanzar en la afiliación sindical, garantizar el contrato de trabajo obligatorio, establecer el régimen de salario mínimo profesional, afiliación a la seguridad social obligatoria, si a las vacaciones pagadas, al aguinaldo, a la igualdad de trato, a la compensación por horas extras, al respeto al periodo de descanso diario y semanal, a la seguridad y salud en el trabajo, a la protección de la seguridad social y la maternidad.

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Por PCMML

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