Entregamos la segunda parte del papel de Eisenstein en el arte cinematográfico.

Tras este desencuentro, Eisenstein fue seducido por las promesas de libertad creativa ofrecidas en occidente, que buscaba utilizar su figura —ya reconocida a nivel mundial— para desestabilizar al régimen socialista. No obstante, las autoridades soviéticas le otorgaron un visado para que pudiese viajar por Europa y el primer país que visitó fue Suiza, donde fue acosado por las autoridades migratorias; posteriormente viajó a Alemania y conoció al director de cine, Fritz Lanz (Metrópoli), a Berltolt Brech y Albet Einstein. En Londres, Eisenstein impartió algunas conferencias para la universidad de Cambridge. Sin embargo, El acorazado Potemkin fue censurado. Posteriormente viajó a los Países Bajos y París, en donde la críticaron lo acusó de ser intelectualizante; además La Sorbona censuró Lo viejo y lo nuevo, y su estancia en esa universidad fue objeto de un fuerte operativo policiaco.

Tras la decepción de sus viajes por Europa, Eisenstein partió a Nueva York, contratado con la Paramount Pictures. En esa ciudad se proyectó Lo viejo y lo nuevo, que fue duramente estigmatizada por la prensa yanki, debido al planteamiento sobre la colectivización de la tierra. No obstante, conoció al cineasta David Griffith, dio conferencias en Harvard, viajó a Hollywood y vivió en un chalet de Beverly Hills, asignado por los ejecutivos de la Paramount, quienes también pusieron a su disposición una cocinera afrodescendiente; hecho que era impensable en la URSS. Durante su estancia en tierras californianas conoce a Walt Disney, Greta Garbo y Charles Chaplin. A pesar de lo anterior, decide rescindir su contrato con la Paramount debido a las múltiples críticas, ofensas (fue apodado el perro rojo) y censuras de las que fue objeto. La Paramount deseaba que Eisenstein llevara a la pantalla grande, la vida de John Sutter, un cazador de tesoros que había vivido el auge de la fiebre del oro a mediados del siglo XIX y era considerado un héroe por la cultura estadounidense, mientras que para Eisenstein se trataba de un vulgar acumulador sin escrúpulos.

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Por PCMML

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