La espiral de violencia retrata la decadencia del sistema capitalista-imperialista. El Estado y su Derecho burgués están en quiebra pues ya no pueden garantizar la seguridad de sus ciudadanos, ni en su propia casa, por lo tanto, hay la imperiosa necesidad de sustituirlo por otras formas de organización político-social que puedan asegurar el derecho a la vida de los mexicanos.

175 mil mexicanos, —3 de cada dos mil—, forman parte de los ejércitos de la Delincuencia Organizada (DO), que reclutando 370 personas a la semana se convierten en la quinta fuerza generadora de empleo a nivel nacional; así lo señalaba la revista Science en 2022.

La mano de obra para las narcoguerras está asegurada pues organizaciones especializadas en la niñez señalan que entre 250 mil y medio millón de menores de edad son susceptibles de ser reclutados al día de hoy por sus condiciones objetivas de vida.

El tráfico de armas, drogas, personas y de otras mercancías que el capitalismo produce, son otra forma económica de su desarrollo, de las cuales depende y no puede eliminar y más bien son necesarias para su existencia.

Las razones del reclutamiento a la delincuencia, las encontramos en los altos índices de pobreza, el desempleo, la precariedad laboral, el consumismo, la narcocultura que atrae incluso a jóvenes de diversos estratos sociales, la desestructuración de la familia, la implementación de políticas represivas en lugar de preventivas, la militarización del país con continuos aumentos presupuestarios (desde el Gobierno de Fox hasta el de AMLO) en detrimento de la educación pública que, para colmo, se basa en la obediencia ciega a la autoridad sea esta juez, patrón burgués o capo de cartel.

Por otra parte, el flujo de armas ilegales (entre 200 mil y 500 mil anuales) provenientes principalmente de Estados Unidos (70% según al gobierno gringo, 90% según el mexicano) garantizan el poder de fuego de los ejércitos narcos, que son el brazo paramilitar de la oligarquía financiera y el imperialismo para inhibir y destruir la lucha y organización de las masas.

El multihomicidio en Guanajuato del pasado 17 de diciembre, perpetrado “porque no permitieron la entrada en una fiesta privada” a un comando de sicarios de uno de los carteles en guerra en el área, es una muestra de la impunidad de la que goza la DO para actuar sin ser molestada por las fuerzas de seguridad pública e imponer su voluntad por encima de leyes y convencionalismos sociales.

Sólo la formación del Frente Único en forma de Asamblea Nacional del Proletariado y los Pueblos de México, como forma superior de organización social, que dirija la autodefensa de las masas trabajadoras contra la violencia y las medidas neoliberales de la autollamada Cuarta Transformación pueden revertir una situación que ya afecta a la supervivencia de las masas populares y se convierta está en lucha por la revolución proletaria.

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Por PCMML

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