La liberación de Leningrado, del cerco fascista durante la invasión alemana en la Unión Soviética se dio el 27 de enero de 1944, un año después, en la misma fecha, el ejército rojo liberó el complejo de campos de trabajos forzados, administrativos y de exterminio masivo que la Alemania nazi implementó en Auschwitz Polonia.
Con el propósito de doblegar al país de los Soviets, baluarte de la lucha por el socialismo y la liberación definitiva de la clase obrera y la humanidad, el ejército alemán asedió Leningrado desde el 8 de septiembre de 1941 hasta el 27 de enero de 1944, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. 872 días que ninguna otra ciudad ha resistido a lo largo de la historia, periodo en el que loos invasores implementaron medidas genocidas para aislar la cuidad y exterminarla por hambre y sed, llegando a perecer un millón 200 mil personas entre civiles, incluyendo mujeres, niños y ancianos, y militares.
Mientras tanto con el propósito primero, de retener a los opositores del régimen del Reich y a intelectuales polacos y obtener mano de obra para mantener la industria de la guerra en condiciones de esclavitud, se habilitó en Auschwitz el 20 de mayo de 1940, barracas a donde eran deportados. Los campos de concentración se fueron ampliando con el propósito de exterminio masivo de judíos.
De todas partes donde los nazis fascistas invadían o hacían la guerra transportaban en masa a judíos y prisioneros soviéticos y de otras naciones, para ser exterminados o utilizarse su fuerza, para trabajos forzados. Ante el avance del Ejército Rojo los alemanes evacuaron los campos de concentración a través de las marchas de la muerte y destruyeron parte de las instalaciones para borrar las evidencias de sus atrocidades genocidas. El 27 de enero de 1945 el Ejército Rojo llega a los campos de concentración liberando a cerca de 2,800 prisioneros, pero en el que perecieron más del millón trecientos mil personas.
El holocausto perpetrado por los nazis en contra de la humanidad ha sido fehacientemente documentado y condenado, contrariamente a las tendencias que pretenden distorsionar y minimizar los hechos, que sin embargo es necesario tener presente para evitar que se vuelva a repetir, pues en la actualidad un nuevo genocidio está en marcha en Palestina, impulsado por el sionismo Israelí y el imperialismo norteamericano.
Ante el panorama de guerra que actualmente vivimos, estamos ante riesgos aún peores, dada la sed insaciable de las principales potencias, de apropiarse de territorios, sus recursos naturales y la fuerza de trabajo; seguir explotándolas y satisfacer sus apetitos de riqueza. Similares motivaciones de los principales países promotores de las dos guerras mundiales que los pueblos, los trabajadores y la clase obrera han padecido.