En el año 1987, en el V Encuentro Internacional Mujer y Salud celebrado en Costa Rica, se hizo público que cerca de medio millón de mujeres morían por la práctica insegura del aborto en todo el mundo y se estableció que era necesario buscar los mecanismos que disminuyeran la cantidad de abortos inseguros. En 1990 las mujeres de Latinoamérica, decidieron establecer como fecha el 28 de Septiembre para realizar acciones globales, con este objetivo. En el año 2012, la Organización Mundial de Salud estableció que es mayor la cantidad de muertes por abortos inseguros en aquellos países donde el aborto esta penalizado. Desde entonces diversas organizaciones internacionales de derechos humanos pugnan por el aborto legal para facilitar la igualdad de las mujeres.
Así como la consigna dice: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”; el problema es mucho más complejo que legalizar el aborto en México. A pesar de la cínicas declaraciones de AMLO respecto a la salud en nuestro país, sólo el 24% de las mujeres reciben una atención prenatal antes del parto, la tasa de muertes maternas se duplica, cuando se trata de mujeres indígenas; cuando la licencia por maternidad de las mujeres trabajadoras, sólo es de 45 días posparto, a pesar de que la lactancia exitosa se considera por lo menos de 4 meses. Cuando uno de cada 4 embarazos ocurren en mujeres adolescentes y el 10% de los niños mexicanos nacen con bajo peso.
Nos falta mucho por conquistar para asegurar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres mexicanas y asegurar el desarrollo exitoso de las infancias, por ello hombres y mujeres hagamos del 28 de septiembre una jornada de lucha.