El 8 de octubre de 2021 una delegación de alto nivel de Estados Unidos, encabezada por los secretarios de Estado Antony Blinken, de Seguridad Nacional, Alejandro N. Mayorkas y el Fiscal General Merrick Garland, se reunió con el Presidente López Obrador y altos funcionarios de su gabinete, en ella se selló formalmente -que en los hechos se venía haciendo- la subordinación del actual régimen de la 4T a los designios de EE.UU., en materia de seguridad, así como anteriormente lo hizo en materia económica con la firma del Tratado México-Estados Unidos-Canadá.
Dejando de lado la palabrería y demagogia de López Obrador y Ebrard en el sentido que hicieron un “gran cambio” al “cancelar” el anterior acuerdo de seguridad que se tenía con los gringos, el llamado Plan Mérida, firmando un “nuevo” acuerdo que ahora llamarán Bicentenario (por los 200 años de “relación” entre ambos países).
Lo cierto es que con la firma de este acuerdo de seguridad el régimen de la 4T nuevamente se desenmascara como un régimen subordinado al bloque imperialista norteamericano, que garantizará los intereses norteamericanos en materia de seguridad en todo el territorio mexicano, con las propias fuerzas armadas mexicanas, por encima de la Constitución mexicana, justificándose en este “acuerdo de seguridad” que al igual que el anterior Plan Mérida, han sido acuerdos mediante los cuales los EE.UU., han legalizado su intervencionismo en México.
Con este “Acuerdo de Seguridad Bicentenario” el Plan Mérida o Iniciativa Mérida, con otro nombre se tiene continuidad, y más aún se amplía su papel, pues formaliza la represión contra los migrantes de Centroamérica y Latinoamérica en su paso por México, y el compromiso del Estado mexicano a no solo ser el “muro vivo” de protección antiinmigrante de EE. UU., desde Chiapas al Río Bravo, sino que todas las fuerzas represivas mexicanas sean perros guardianes del vecino del norte.
Al servicio de muro antiinmigrante que asume México le llaman en este “nuevo” acuerdo “Prevenir la delincuencia transfronteriza”; a la protección de la seguridad nacional de EE.UU., en territorio mexicano le llaman “Desmantelar las redes criminales”. Las “ayudas” que dará EE.UU., al régimen de la 4T para que le haga este trabajo sucio, ya no serán en equipamiento militar y otros insumos represivos, que se ven mal en un régimen como el de la 4T, ahora serán “ayudas” para programas “de prevención” y “alternativas sociales”.
La 4T hará un sumiso y dócil trabajo sucio de “seguridad” para el patrón gringo en territorio mexicano, deberá poner sus instrumentos de trabajo, pagados de su bolsa, por lo que el pago de las fuerzas armadas y equipamiento deberá ser mayor después de este acuerdo y deberá salir de los bolsillos de las mayorías de explotados y oprimidos de México.
El proletariado y los pueblos de México tenemos la última palabra, con organización, unidad y lucha debemos impedir, igual que lo hicimos con la Iniciativa Mérida, que el régimen entreguista de la 4T y los imperialistas gringos, nos continúen imponiendo su política de seguridad, oligárquica, imperialista, reaccionaria, anti proletaria y antipopular.