El día lunes 4 de octubre por más de 6 horas, no hubo acceso a plataformas como Facebook, WhatsApp e Instagram, todas estas, propiedad de Mark Zuckerberg, por un problema que hasta ahora no se ha explicado con exactitud al mundo.
En los diversos medios de comunicación se manejó como un problema del Sistema de Nombres de Dominio (DNS), sin embargo, no está del todo claro, que esa fuera realmente la causa, y menos si fue un apagón programado, conducido o fueron realmente fallas en la red de información o en los servidores en donde se alojan estas plataformas.
Lo que, si fue evidente, fueron las pérdidas económicas millonarias, que en primer término tuvo Zuckerberg, cuya pérdida se calcula en alrededor de mil 600 millones de dólares (Mdd), bajándolo en muy pocas horas, por debajo de Bill Gates en el índice de multimillonarios de Bloomberg. Sin embargo, no solo fueron las fortunas de este multimillonario, las que dejaron de percibir millones de ganancias; muchas otras plataformas sufrieron fallas, y por lo tanto las empresas vinculadas a esas plataformas también registraron caídas estratosféricas.
Con este gran apagón tecnológico, queda evidenciada la gran dependencia y digitalización de todo el sistema económico mundial, estamos viviendo una era en donde toda la vida económica, política y social de miles de millones de seres humanos depende del funcionamiento del internet.
Además, es notable el grado de concentración monopólica del manejo de la red digital a nivel mundial, por parte de Facebook y sus plataformas derivadas, esto pone bajo el control del monopolio de estas empresas dot.com, el funcionamiento de buena parte del planeta y la vida de la humanidad.
Por lo que el nivel de censura también que pueden tener sobre el manejo de la información a escala mundial es verdaderamente agresivo.