La guerra en Ucrania estallada por las potencias imperialistas, de un lado Rusia con China y por otro EE.UU., y la OTAN, de ser una salida a la crisis general capitalista, se convierte en un catalizador de una nueva crisis económica cíclica particular, de la cual los monopolios de los capitales se niegan a reconocer y sobre todo son incapaces de resolver definitivamente.
Desde 1945 cuando terminó la Segunda Guerra Mundial -que destruyó gran parte de las fuerzas productivas y de recursos naturales del planeta-, generada por la rapiña de los grandes capitalistas; a más de 77 años del terminó de esta, hoy con la guerra en Ucrania, estamos frente una nueva amenaza de guerra general en el mundo, guerra que puede ser nuclear y que podría terminar la vida en el planeta, pues ya no se usarían solamente armas convencionales.
Van poco más de 7 meses de acciones militares en Ucrania donde Rusia dio el primer paso para resolver sus graves problemas económicos en función de sus calculados intereses en la región antes de que los diera Estados Unidos, pero que también estos últimos estaban urgido de realizarlos, con el asedio y control de la región.
La guerra en estos últimos meses se sigue escalando militar, económica y políticamente, que tienen alejadas en lo inmediato las posibilidades de paz en Ucrania y en general de prosperidad que nos habían prometido los neoliberales y capitalistas de viejo cuño. Pero este escalamiento en la confrontación militar acelera una nueva crisis económica que estallará en cualquier momento y país, siendo estas mismas potencias las candidatas a protagonizarla.
La crisis económica en 2020-2021, es el resultado de la de 2007-2008 y la pequeña recuperación que en este 2022 obtuvieron los capitalistas, esta no ha sido suficiente para superar el crecimiento obtenido en 2007 y por el contrario los mismos organismos financieros internacionales del imperialismo -como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial- reconocen que en el segundo trimestre de este año “el producto mundial de contrajo”, reconociendo que se debe a su llamada desaceleración de Estados Unido, Rusia y China, en particular. Justifican que la pandemia les golpeó dejando secuelas aún que les impiden “despegar”. La inflación crece en todo el mundo por encima de sus proyecciones y por supuesto la guerra en Ucrania, juega su papel negativo también.
Por ejemplo China, Rusia y Estados Unidos, por mencionar a estos tres, tienen bajo su Producto Interno Bruto, están imponiendo las medidas monetaristas y anti inflacionarias para detener la precipitada caída de sus capitales, golpeando duramente a los trabajadores de sus respectivos países y del mundo porque reducen o contienen las alzas salariales, aumentan los precios de las mercancía, sobre todo de los alimentos y los energéticos, empeorando los ya dañados niveles de vida de los proletarios y pronostican que la economía crezca apenas un 2%.
Esta situación está llevando a las masas trabajadoras a la resistencia y a enfrentar las medidas de las oligarquías en las calles; en muchos países crecen las protestas a pesar de que siguen amenazando la salud con nuevas enfermedades y más confinamientos para impedir que la lucha crezca, sin embargo, la necesidad de seguir vivos y en libertad sigue marcando el camino para revolucionar, destruir este sistema inhumano.