Apenas hace unas semanas que se levanta la huelga del Sindicato Independiente Nacional de Trabajadores de Colegio de Bachilleres (SINTCB) y estalló ahora la huelga de bachilleratos de la Ciudad de México del Sindicato de la Unión de Trabajadores del Instituto de Educación Media Superior (SUTIEMS).
La precarización laboral de los trabajadores del país ha ido en aumento, lo mismo en el terreno educativo como en particular en la educación media superior. La huelga del SUTIEMS es ejemplo de resistencia a esta política neoliberal en educación que en los hechos recorta recursos educativos, porque pretende que los mismos trabajadores tengan más carga laboral y que no se respete su Contrato Colectivo de Trabajo.
La decisión de los trabajadores del Instituto de Educación Media Superior en Asamblea de irse a la huelga ha fue de firmeza ante las agresiones patronales y refleja la voluntad de luchar por la defensa de sus derechos sindicales y laborales. Porque la pelea por mantener los logros de su Contrato y especialmente la figura de Docente-Tutor-Investigador representa un bastión importante frente a la andanada neoliberal que en el caso del IEMS no ha logrado imponer la mal llamada reforma educativa de Peña Nieto ni la de López Obrador. También porque esta lucha defiende la educación pública, ya que está demandando que se imparta educación escolarizada en todos los niveles, además de bibliotecas y laboratorios de cómputo y ciencias; salones de artes y música, cubículos para estudiantes y docentes, así como el mejoramiento general de los planteles.
Esta huelga ganó importante solidaridad de central sindicales como la Unión Nacional de Trabajadores, la Nueva Central de Trabajadores, la CNSUESIC, la CNTEMS, de sindicatos educativos y de otros sectores de trabajadores, colectivos y organizaciones sociales; porque representa una trinchera de resistencia y combate al neoliberalismo del gobierno actual.
Asimismo, se ha expresado en la otra importante huelga, la del SUTNOTIMEX que ya pasa de los tres años sin solución, pero sin que el Estado los haya podido vencer en sus justas demandas, porque a pesar de haber ganado en el terreno jurídico laboral, es una falta de decisión política no resolver este conflicto y mantener a la vez a un cuerpo de esquiroles con recursos públicos.
Estas huelgas van configurando elementos para remontar el periodo de letargo en que el control corporativo (y el pretexto del Covid-19) mantenía al movimiento de los trabajadores. La resistencia va asomándose a convertirse en ofensiva.