Los acuerdos y las relaciones diplomáticas entre México e Israel se mantienen pese a las miles de víctimas que está dejando el gobierno de Netanyahu en territorio palestino, situación ante la que el gobierno mexicano se ha colocado como “neutral”.
Y es que los ataques de Israel contra el pueblo palestino siguen, tan solo el fin de semana -mientras en otros países se celebraba navidad-, en Palestina 106 personas fueron asesinadas y decenas quedaron heridas tras los bombardeos en distintos puntos de la Franja de Gaza la mayoría de las víctimas se encontraban en el campo de refugiados Al Maghazi.
Además la Autoridad Palestina ya ha reclamado ante Naciones Unidas que declare de manera oficial la situación de hambruna pues 500 mil personas están muriendo de hambre y 9 de cada 10 personas no pueden comer todos los días.
Mientras tanto el genocidio perpetrado por los Gobiernos de Netanyahu y Biden ha levantado las más amplias movilizaciones de solidaridad de los pueblos en diferentes latitudes, aún en contra de las posiciones imperialistas de sus gobiernos.
Los casos más significativos son los actos de los trabajadores en varios países europeos y de EE. UU., en contra del embarque de armas para Israel.
La evidencia de todas las violaciones al endeble derecho internacional a pesar del bloqueo informativo sobre los asesinatos de 29 mil 124 palestinos –hasta el 27 de diciembre-, ha dejado claro las limitaciones y el carácter de la ONU; así como la hipocresía de muchos gobiernos que dicen defender los derechos humanos, cuando se trata de defender los intereses económicos del sistema capitalista-imperialista.
México no es la excepción, AMLO no ha condenado el genocidio. Ni quiere desobedecer al Gobierno de Biden, sostiene un Tratado de Libre Comercio con el gobierno colonizador de Israel, quién a su vez está involucrado en la militarización de México por la compra de armas y sistemas de vigilancia. Tampoco quiere enemistarse con la empresa cementera CEMEX, que construyó el muro en Palestina, los puestos de control y los asentamientos ilegales robando más territorio a ese pueblo.
La amenaza de que éste genocidio se convierta en una guerra regional o mundial sigue latente, cómo sabemos es una forma se superar las crisis del capitalismo. Los conflictos bélicos en esa región de los últimos años no pueden analizarse por separado, lo que está en juego es el control político sobre los energéticos en esa región y la guerra económica de EE.UU., y sus aliados contra China.
La defensa de Palestina nos compete a todos los trabajadores y los pueblos del mundo porque representa la lucha contra la forma más salvaje de opresión y dominación del imperialismo.