Con la reforma energética prometían gasolina y gas baratos
Una de las formas en que se ha expresado la ofensiva de la burguesía sobre la clase obrera en el último periodo para tratar de resarcir su tasa de ganancia, son las reformas estructurales. Dentro de ellas la reforma energética aprobada en diciembre de 2013 juega un papel central; hasta 2013 PEMEX aportó 40 % del presupuesto federal, los beneficios para un pequeño sector de oligarcas, es enorme que se alza sobre las espaldas del pueblo trabajador.
El desmantelamiento de Pemex comenzó hace 38 años y la reciente aprobación de la reforma energética no es más que la culminación de un proceso, en donde México, como país neocolonial, aumenta su carácter subordinado frente a los EE.UU. Así uno de los objetivos políticos centrales de la reforma energética es favorecer al imperialismo, particularmente de EE.UU. Esta reforma prácticamente forma parte de la “Seguridad energética norteamericana” bajo la batuta de EE. UU, ya que este quiere dejar de ser dependiente del petróleo y gas de Arabia Saudita y asegurar este con México, a la vez que México se vuelve importador de gasolinas, bajo el control de los grandes monopolios como Exxo Mobil, Chevron, Shell, y Brithis Petroleum.
Uno de los argumentos del gobierno de Peña Nieto es que, con la reforma energética, bajaría el precio de la gasolina, electricidad y gas doméstico, y como ha quedado claro para la población trabajadora, han aumentado estos insumos y con esto la escalada en los precios de la canasta básica.
Al llevarse las empresas privadas la mayor parte de la renta petrolera, el gobierno ha incrementado los impuestos para completar lo presupuestado como ingresos por el petróleo, recorta y elimina los programas sociales e incrementa la deuda pública.
Específicamente a la clase obrera de PEMEX las consecuencias de la reforma energética han sido enormes ya que a los jubilados se les quitó los aumentos salariales, se aumentó la antigüedad y la edad de retiro a 65 años y se está despidiendo a una gran cantidad de trabajadores.
Tomado del Vanguardia proletaria No. 524 del 15 al 31 de marzo de 2018.