El asesinato de 3 estudiantes de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México ( UACM) en el marco de un asalto cerca del plantel Cuautepec de esa institución, la violación y asesinato de una madre e hija en la Delegación Álvaro Obregón, la balacera que desató un marino dentro del Metro dejando un herido de bala, el asalto al Toks ubicado en la Calzada Tlalpan, los asesinatos en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), etc., no son más que el reflejo del proceso de descomposición social en el que se encuentra el modo de producción capitalista en su etapa imperialista. Los gobiernos neoliberales que han ocupado el cargo, han contribuido al desarrollo del modelo económico neoliberal y a su aplicación con las reformas estructurales, que se han acompañado de un proceso de fascistización que se profundiza.
Esta situación se mostró nuevamente con el caso de los 3 asesinados. En un primer momento se circuló que el asesinato de los estudiantes de la UACM era parte de una disputa entre narcomenudistas al grado de querer inculpar a un estudiante que logró salir ileso, situación que se logró revertir y aclarar a partir de la denuncia y movilización de la base estudiantil para evitar la tergiversación de los hechos y evidenciar la ineficacia del llamado protocolo de seguridad, que para lo único que ha servido es para la represión de los que nos movilizamos, para el encapsulamiento de las marchas y para la legalización de la represión en la ciudad, y no ha combatido en ningún sentido a la delincuencia organizada de cuello blanco.
Ante esta situación por la que atraviesa todo el país, seguimos ratificando la necesidad de la organización de las amplias masas populares, que desarrolle formas de organización y de lucha, que garanticen seguridad, educación, como lo hace Cherán en Michoacán, las policías comunitarias en Guerrero, y las juntas de buen gobierno en Chiapas.
Tomado del Vanguardia Proletaria No. 526 del 15 al 30 de abril de 2018