Se fue convirtiendo en lugar común hablar del problema del agua como parte de la propaganda del llamado capitalismo verde, donde por medio del mercado la burguesía ofrece sus productos “ecológicos” que solo cuidan sus ganancias, no la naturaleza; por su parte, el revisionismo balbuceaba su propuesta de ecosocialismo y fraseología parecida. Se decía también que el agua sería el problema de la siguiente guerra mundial.

En apariencia esas estridentes afirmaciones van al fondo del tema, pero la realidad es que socaban la lucha de clases que pretende, precisamente la rectoría de la clase obrera y los pueblos para resolver de raíz el asunto del agua.

Una forma en que se expresa la lucha de clases en el tema del agua son las propuestas para construir una planta cervecera en Mexicali, Baja California, argumentando que “hay mucha agua”, pero al mismo tiempo proponiendo la planta desalinizadora en Playas de Rosarito para enfrentar la escasez.

En estas propuestas la oligarquía local proimperialista del estado, representada por el gobernador Jaime Bonilla, se expresan los intereses por entregar los recursos hídricos de la región a la transnacional Constellation Brands y concretar los amarres que hizo Bonilla en Estados Unidos cuando fue funcionario del Distrito de Agua en California.

Para hacer ver necesarios sus planes se llevaron a cabo racionamiento y tandeos de agua, de forma tal que en zona costa del estado se genere la idea de escasez, mientras en el Valle de Mexicali presumen abundancia. La gran incongruencia es ¡que el agua de Tijuana y gran parte de zona costa proviene de Mexicali! Y aun así, lo que llega a Mexicali por el Río Colorado tiene origen en Estados Unidos y se deja pasar por acuerdos internacionales. Entonces, ni hay agua en Mexicali y la escasez de zona costa es una maniobra de shock para que se vea como necesaria la planta desalinizadora que se pagará con recursos públicos y cuyas ganancias serán privadas, eso sin contar que será agua principalmente para exportación

Del lado de las familias trabajadoras, no queda más que defender el agua como derecho, pelear porque nuestros hogares tengan agua como prioridad frente a las ganancias de la burguesía. Es preciso oponernos a la Constellation Brands y a la desalinizadora, aprovechando la coyuntura para articular, unir el movimiento y acumular fuerzas.

La lucha por el agua es parte de la lucha de clases, peleando porque el agua sea para los hogares proletarios, es de vital importancia no dar la lucha aislada. Esta batalla es parte de la lucha contra la explotación y opresión capitalista.

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Por PCMML

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