Del 24 de septiembre de 2019 al 5 de febrero de 2020, se llevó a cabo formalmente el procedimiento de Juicio Político a Donald Trump, proceso denominado Impeachment, bajo las leyes y la Constitución estadounidense. Aprobado por mayoría demócrata dominante en la Cámara de Representantes, el inicio de este proceso, se turnó al Senado donde hacen mayoría los Republicanos, el Partido de Donald Trump.

Con el señalamiento de abuso de poder y obstrucción al Congreso, se desarrolló dicho juicio político, cuyo final fue una absolución que no demuestra si Trump fue culpable de esos cargos o no, porque no se llevó a cabo ninguna investigación seria, por el veto de la Casa Blanca a los testigos que le imputaron los cargos contra Trump. La absolución fue una decisión política de los republicanos, que inclusive, varios de ellos declararon que es posible que el Presidente de los Estados Unidos hubiera cometido dichas violaciones a las leyes norteamericanas, pero aun así no merecía la destitución.

Igual de bravucón que siempre, desde un inicio, Trump se comportó desafiante ante este Juicio Político, y al salir absuelto el día 5 de febrero, lanzó un mensaje twitero augurando su reelección en este 2020, en el 2024 y 2028; lo que es un verdadero desafío, no para los Demócratas, quienes representan otra fracción de la oligarquía financiera, sino para la clase obrera y el pueblo estadounidense y los pueblos del mundo dependientes del imperialismo norteamericano.

Así Trump lanzó su campaña por su reelección; sin embargo, será hasta el 3 de noviembre, cuando podamos conocer el futuro de la Casa Blanca para los siguientes 4 años; pero conforme se acerca esa fecha estaremos presenciando una profundización de las contradicciones interburguesas al seno del imperialismo norteamericano, tal como se dio en este proceso del impeachment.

Sin embargo, las contradicciones interburguesas, no son antagónicas, por ello se superarán para salvaguardar los intereses de toda la clase dominante; lo preocupante es que medio del proceso de impeachment no se observó que la clase obrera y los sectores populares de aquél país estuvieran en las calles, exigiendo la caída de Trump, esto denota un altísimo nivel de control social que la oligarquía tiene sobre los explotados y oprimidos en ese país imperialista.

Las campañas electorales venideras pueden y deberían convertirse en escenarios para que la inconformidad social de los sectores empobrecidos de Estados Unidos, salgan a las calles, se reactive la lucha de masas y flote de manera visible las demandas sociales y populares, de tal manera que en el debate de la campaña presidencial no sólo estén presentes los intereses de las diversas fracciones de la oligarquía, sino que los candidatos se vean obligados a fijar posición frente a las demandas populares.

Desde abajo, todo debería cuestionarse desde el seno del imperialismo norteamericano, la guerra y el sometimiento que se sostiene sobre otros pueblos, la política antimigrante, la xenofobia y el rascismo promovido desde la Casa Blanca, etc.

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Por PCMML

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