1989, la época en la que Genaro García Luna inició su rápida carrera policial en México, es la época en la que el modelo económico neoliberal, con Carlos Salinas de Gortari en la Presidencia, rompió completamente con el anterior modelo económico de “Estado de bienestar” inicialmente basado en el keynesianismo. Este cambio de rumbo del modelo de acumulación capitalista, se operó en lo económico y en lo político, requiriendo de cuadros capaces de conducirlo, de cuadros que rompieran con el modelo anterior, que fueran fieles al “nuevo modelo” y efectivos para aplicarlo, estos cuadros fueron los llamados “tecnócratas”, dentro de los que destacó Carlos Salinas de Gortari, formados fundamentalmente en las universidades de EE.UU., subordinados completamente, en teoría y práctica, a los dictados del bloque imperialista encabezado por los Estados Unidos.
Sin embargo, se requerían cuadros, de alto, mediano y bajo nivel, que completaran la estructura necesaria para operar el viraje, garantizando la continuidad y reproducción del nuevo patrón de acumulación capitalista de subordinación total a la economía gringa, al mismo tiempo que garantizaran la continuidad de la política neocolonial y represiva, simulando cambios. Uno de esos nuevos cuadros para construir la estructura política requerida, ajustada completamente a los designios imperialistas gringos, fue el estudiante de ingeniería mecánica de la (UAM), de 21 años, Genaro García Luna, incorporado, en 1989, al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), primero en Servicios Técnicos y después en Contrainteligencia en la Dirección de Protección, brazo operativo del CISEN, y en el Grupo Antiterrorista (GAT), bajo la dirección, de quien sería su mentor: Wilfrido Robledo Madrid, un marino que en 1970, casi recién egresado de la Escuela Naval, fue reclutado al Estado Mayor Presidencial (EMP) como ayudante militar del Presidente Luis Echeverría (agente de la CIA norteamericana, con el nombre clave Litempo 8.
Wilfrido Robledo Madrid, tenía bajo su mando a la Dirección Federal de Seguridad (DFS), antecesora del CISEN y dirigida por otro agente de la CIA: Fernando Gutiérrez Barrios Litempo 4. Wilfrido Robledo, muchos años después, sería titular de Seguridad Pública del Estado de México, durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto, ejecutor de la brutal represión en Atenco en 2006, siendo actual jefe de seguridad de Telmex (de Carlos Slim), controlando toda la información sensible que pasa por esa empresa.
Los 10 años que pasó García Luna en el CISEN, luego en la Coordinación General de Inteligencia para la Prevención sobre Delitos Federales de la Policía Federal Preventiva (PFP), de 1999 al 2000, después en la Coordinación General de la Agencia Federal de Investigación (AFI) del 2001 al 2006, y como titular de la Secretaria de Seguridad Publica, durante todo el sexenio de Felipe Calderón, lo hicieron un “hombre de los gringos”, por un lado un “super policía” al estilo gringo, presentable públicamente y por el otro un agente, no presentable públicamente, servil a la política de seguridad norteamericana, de represión contrainsurgente y de administración de la industria del narcotráfico en México, a favor de sus intereses, política que toleraba que sus agentes se llenaran los bolsillos con dinero sucio del narco, como se demostró en el caso de Wilfrido Robledo, y posteriormente con García Luna, siempre y cuando hicieran su trabajo, junto a sus agentes en otros puestos de los regímenes neoliberales, centralizando y controlando la industria narco, y sus principales ganancias, desde Estados Unidos. Para lo que ordenaron proteger, acrecentar y consolidar al Cártel de Sinaloa como el principal cártel de México, consiguiendo, años después, que con Calderón fuera el Cártel más grande y consolidado, que en alianza con otros más, formaran la Federación del Pacifico, un trust narco que se internacionalizó, teniendo presencia, además de EE. UU., en Europa y Asia
Ahora, los gringos están juzgando a García Luna, a Ramón Pequeño García y a Luis Cárdenas Palomino, como si fueran casos aislados de corrupción policial y vinculación al narcotráfico, cuidando no involucrar, ni juzgar a instituciones, ni ex funcionarios mayores de ambos países, para no hacer visible que todo es parte de su política de seguridad y negocio imperialista, de contrainsurgencia y también de control y beneficio de la industria del narcotráfico; el caso García Luna, por ejemplo, está vinculado al operativo “Rápido y furioso”, en el que el gobierno norteamericano, autorizó la venta de armas al Cártel de Sinaloa, del año 2006 al 2011, a través de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF en inglés), con la firma de Hillary Clinton y la autorización de los presidentes Bush hijo, y luego de Obama, y en ese caso, no hay vinculación a un caso mayor, y mucho menos se busca enjuiciar a los altos funcionarios gringos.
Si los gringos se están deshaciendo de unos de sus agentes –como García Luna y su equipo-, que durante tantos años les operó su política de seguridad y narcotráfico, en lo legal e ilegal, es porque ya tienen un “mejor hombre” y un nuevo equipo en el actual régimen de la 4T, por ahora, la periodista Anabel Hernández, dio luz al respecto, en su nuevo reportaje, mostrando que en la Fiscalía General de la Republica (FGR), en todos los altos puestos, se mantienen los cuadros del equipo histórico de los gringos, el titular de la FGR Alejandro Gertz Manero, fue coordinador nacional de la campaña contra el narcotráfico en 1976, a través de la Operación Cóndor, otro perfil de “hombre de los gringos”.
Entonces Genaro García Luna es el personaje de la estructura criminal en que se ha convertido el Estado mexicano, -al servicio de los EE.UU.,- el aparato de la oligarquía financiera, la que ha dejado al frente a Obrador y a la 4T para su conducción.