En la última medición de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se calcula que 265 millones de niños trabajaban en el mundo, lo que corresponde al 17% de la población infantil mundial. Es en África Subsahariana, la región del mundo donde es más grave la magnitud del trabajo infantil. Otro caso grave es Bangladesh, donde el 13% de su fuerza laboral tiene menos de 15 años de edad y de estos, el 70% son niñas o mujeres adolescentes.

En México, el INEGI registró en 2017 que al menos 3.2 millones de niños trabajan, los datos actualizados se tomarían en el censo del 2020, que fue suspendido después del inicio de la pandemia. La mayor parte del trabajo que realizan los niños no es remunerado y se desarrolla con sus familiares en sitios donde se venden mercancías. Los bajos salarios y el alto costo de vida, obliga a las familias a que sus menores de edad trabajen para poder mejorar sus ingresos. La Ciudad de México (CDMX) no es la excepción, vemos casi sin asombro como trabajan los niños en la Central de Abastos, en el Sistema de Transporte Colectivo Metro, en los mercados y otros espacios públicos. Tarde o temprano, los niños que trabajan desertan de la escuela, fundamentalmente por el costo que implica a las familias llevarlos a la escuela, por el costo del transporte público o porque interrumpen las jornadas de trabajo de sus cuidadores, en una ciudad tan grande con graves problemas de movilidad. De tal forma que, inevitablemente, el trabajo infantil deteriora el desarrollo físico e intelectual de los niños, cerrando el círculo vicioso, ya que ellos mismos al convertirse en adultos solo podrán tener acceso a trabajos mal remunerados y continuarán en situación de pobreza.

La mayor parte de los niños y niñas que trabajan en los espacios públicos, viven en los municipios del Estado de México, contiguos a la Ciudad de México. De acuerdo a la Comisión de DD.HH., de la CDMX, la cifra de niños que tienen que trabajar, se ha duplicado en los últimos 5 años, el 48.3% son niñas o mujeres adolescentes y hasta el 16.5% tienen una auto adscripción indígena. Casi todos son víctimas de violencia doméstica o en la vía pública. México firmó en 2015 el convenio con la OIT para erradicar el trabajo infantil pero no ha cambiado nada, el gobierno de la CDMX, anunció en el 2018 un programa con brigadas para atender a niños y niñas víctimas de la explotación laboral, tampoco ha pasado nada, el capitalismo sigue nutriéndose del sudor y trabajo infantil.

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Por PCMML

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