La pandemia que le han impuesto a los proletarios del mundo, el imperialismo y sus testaferros, ha sido, y es, un buen pretexto para imponer, nuevamente, la forma de dominación fascista en el planeta. El supuesto rebrote de infectados y muertes por su Covid-19, recientemente presentado en Europa, llevó a que gobiernos de Francia, Reino Unido, e Italia, decretaran toques de queda y medidas que refuerzan el confinamiento, la distancia social y el aislamiento. Frente a esas medidas, las protestas han crecido en rechazo y se han radicalizado, al seguir viendo como resultado de estas acciones, solo beneficios para los grandes capitales y medidas cada vez más asesinas contra las masas trabajadoras, que no tienen otro camino que morirse por el virus o por el hambre, ante el aislamiento forzoso impuesto por los patrones, que están ávidos de más sangre proletaria, para acumular más ganancias.
En Italia, en varias ciudades del país, por más de cinco días, ha habido protestas por las prohibiciones a la movilidad social. En Francia, Alemania, República Checa, Irlanda, las medidas han molestado más a la población porque ni las medidas sanitarias, ni las sociales han sido eficaces para terminar con la pandemia, y por el contrario, han agravado las condiciones de existencia de la gente, no hay trabajo, ni clases, el sistema de salud no mejora, se daña la salud mental, y física, de la población, y se recurre al terror, a las medidas fascistas que gustan a la oligarquía del planeta.
Según la OMS, en uno de sus últimos reportes, los nuevos contagios en Europa subieron 46%, convirtiendo al continente como el actual “epicentro de la enfermedad”. Esta situación, agravada con la crisis económica, no contendrá el descontento popular, aun haya medidas fascistas de control “sanitario”, por el contrario, puede ser que lleve a la lucha de las masas a niveles de mayor radicalidad donde tengan que rodar cabezas.