La destitución del que fuera Presidente de Perú, Martín Vizcarra -con él suman 6 presidentes que son “cesados” del gobierno- por la vía parlamentaria (juicio político) y judicial acusados de corrupción, lavado de dinero, asesinatos, etc., por una “incapacidad moral” de ocupar el cargo. El ahora ex Presidente Martín Vizcarra aceptó esa decisión sin oponerse legalmente, tras aprobar el Congreso peruano el segundo pedido de “vacancia” y ser sustituido por el ex Presidente del parlamento unicameral de Perú, Manuel Merino De Lama (empresario), al mismo tiempo que ha convocado a elecciones el 28 de julio de 2021. Esa definición ha generado protestas populares rechazando la “vacancia” y que exigen funcionalidad del Estado, siendo estas reprimidas con saldo ya de un muerto.
La oligarquía peruana y el imperialismo estadounidense no ha tenido buenos administradores de su Estado, sus expresiones políticas, partidos electoreros oportunistas al servicio del capital, están deslegitimados y se han enredado en contradicciones que han evidenciado el fracaso de su democracia. Aunque una parte de las masas trabajadoras se han movilizado por fuera de esos partidos y el parlamento, aun no es suficiente la fuerza para rebasarlos y plantear una alternativa democrático proletaria, sin embargo, la lucha de las masas continúa también por el camino revolucionario.
Los últimos expresidentes peruanos: Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García (quien se suicidó al intentar ser aprehendido), Ollanta Humala, Pablo Kuczynski y este último Martín Alberto Vizcarra, han mostrado la descomposición del Estado, su decadencia para seguir operando sin problemas para la oligarquía y no han logrado estabilizar su vida democrática burguesa, y así seguirá la democracia y el Estado peruano hasta que los trabajadores sean quienes impongan su intereses, los de su clase, no los del imperialismo y la oligarquía criolla.