Como sucede después de los procesos electorales, que regularmente pasa cada tres años, las nóminas del Gobierno de la Ciudad de México sufren cambios que muchas veces derivan en injustas e ilegales bajas laborales.
Sucede que los partidos políticos que se disputan cargos de representación popular, requieren para su campañas a decenas, lo que al sumarlos se convierten en cientos de ciudadanos para las tareas (talacha) de su campaña respectiva; ciudadanos a los que se les promete algún tipo de recompensa, que para el caso de resultar “ganadores”, regularmente esas recompensas se convierten en plazas laborales, algunas de las cuales son con base y con todas las prestaciones y un nivel salarial ciertamente bueno.
Esos candidatos convertidos en funcionarios de gobierno, por haber ganado la elección, comprometidos con sus brigadistas, no se tientan el corazón para expulsar de sus puestos de trabajo a trabajadores con trayectoria anterior a su elección. A algunos de ellos incluso los ven como rivales políticos, solo por el hecho de que sus antecesores eran de un partido político diferente al suyo.
Algunos incluso, con todo el descaro del mundo se paran frente a los trabajadores a los que van a expulsar y les dicen abiertamente: “es que voy a necesitar esos espacios” refiriéndose a la plaza laboral.
Las afectaciones son principalmente para trabajadores, que están en régimen irregular de contratación, sin importar el nivel de compromiso con el trabajo, la mayoría de las veces se despide a trabajadores con desempeño regular, que no faltan o incluso a los que nunca se niegan a realizar tareas pesadas, y tampoco entra en consideración el tiempo que ya hayan tenido en el trabajo.
Para este año por lo menos en 7 alcaldías, donde ha ganado la oposición al partido que actualmente gobierna, el pago de cuotas por la campaña va a arrojar varios despidos de trabajadores, de hecho, ya inició, pues en la Alcaldía Cuauhtémoc, ya fueron despedidas 5 trabajadoras de deportivos de esa jurisdicción, lo que nos hace pensar que en el proceso de entrega-recepción ya se empiezan a tejer maniobras para recibir algo irregular a cambio de las plazas laborales desde hoy mismo.
Los grupos y corrientes democráticos debemos oponernos a estas prácticas para que los espacios públicos y los cargos de elección popular no se vean como botines de guerra y se evite despedir a trabajadores independientemente de su forma de contratación.
¡NO MÁS DESPIDOS!