El primero de septiembre del año en curso, AMLO, en Palacio Nacional, ante su gabinete, expuso en líneas generales, su Tercer Informe de Gobierno. Como todos sabemos, realmente, empezó a gobernar tan pronto como todos los factores reales de poder, en el México capitalista-imperialista, recocieron su victoria electoral del 1 de julio del 2018 y, formalmente, a partir del 1 de diciembre del mismo año. En tanto, ante el Congreso de la Unión, se entregó, Informe y Glosa del mismo.
Las notas que AMLO leyó, ese día, en Palacio Nacional, y, el Documento Oficial y Glosa entregados al Congreso de la Unión, coinciden, en términos generales con los discursos y textos de más de 18 años de campaña, sus textos y discursos durante su gobierno -particularmente las alocuciones mañaneras- y, su último Betseller: A la mitad del camino.
En magnífica prosa popular, AMLO, se retrata como caudillo, mesías y dirigente político principal de una supuesta “Cuarta Transformación”, que “ha establecido sus bases” pero que: “si el pueblo lo quiere, y, el creador, la naturaleza y la ciencia, lo permiten” hay que consolidar en los tres años por venir, “para que nadie las pueda echar atrás”. Tiempo, después del cual: “Se irá a su rancho, en Palenque, Chiapas, a escribir, disfrutar de las flores, los árboles, los pájaros y las mariposas”
Para nuestro protagonista, la historia, como lucha de clases, no existe. No existe el sistema capitalista-imperialista como sustancia con vida propia del que han brotado y siguen brotando todas y cada una de las crisis, pestes y contradicciones a las cuales solo podemos ponerles fin, pero si existimos los proletarios, las masas populares y los pueblos que seguiremos con nuestra intervención consciente, organizada y planificada, a través de la Revolución Proletaria, pues: ¡Somos las masas las hacedoras de la historia y de la riqueza de las naciones!
Así está la lucha de clases por estos días.