En julio de 1979, triunfa en Nicaragua la lucha militar del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN); en El Salvador, seguía activa la lucha del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y hacía lo propio la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG). La colonización capitalista, por el imperialismo de EE.UU., en esos países centroamericanos, obligó a los luchadores sociales y a los pueblos a tomar las armas para liberarse de la opresión a que eran sometidos por los gobiernos de las oligarquías locales, títeres del imperialismo yanqui.
En México, aún estaba fresca la lucha armada desarrollada por los profesores Genaro Vásquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos en Guerrero, así como los intentos de Florencio Medrano (“El Güero Medrano”) de formar un grupo guerrillero en Oaxaca, derrotado y asesinado en la Sierra Juárez.
Como premio por haber capturado y asesinado a Lucio Cabañas y con el objetivo de reprimir y acabar con el movimiento estudiantil (1976-1977) en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), el PRI impuso al General Eliseo Jiménez Ruiz como gobernador. En la Cuenca del Papaloapan, la lucha estudiantil del Centro Regional de Educación Normal de Tuxtepec se vinculaba al Frente Campesino Independiente en las tomas de tierras que los latifundistas les habían arrebatado décadas atrás a las comunidades originarias. En el Istmo, la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI) daba la pelea contra los gobiernos municipales del PRI en Juchitán; en la capital del estado, el CRENO se aliaba con el movimiento universitario y popular que se buscaba aglutinar a través de la Coalición Obrero Campesino Estudiantil de Oaxaca (COCEO).
El magisterio de la Sección 22 y del país era controlado por los charros sindicales de “Vanguardia Revolucionaria” que, a punta de pistola, habían tomado el poder en el SNTE el 22 de febrero de 1972 para ponerlo al servicio del gobierno del PRI a cambio de diputaciones, presidencias municipales y la gubernatura en San Luís Potosí para su líder, Jonguitud Barrios.
En ese contexto, el 28 de agosto de 1979 en la Ciudad de Oaxaca, un pequeño grupo de jóvenes maestros egresados del Centro Regional de Educación Normal (CRENO) fundó la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), una organización que agruparía a los trabajadores de la educación de Oaxaca y del país para luchar por mejores condiciones de vida y de trabajo, democratización de la organización sindical, contra la represión gubernamental, libertad de los presos políticos, presentación de los desaparecidos, solidaridad e internacionalismo proletario y por la revolución socialista.
Años atrás, estos muchachos habían encabezado movilizaciones por espacios para aspirantes rechazados, becas, construcción de aulas, dotación de maestros capacitados, contra la represión administrativa, libertad para la organización estudiantil, etc. En esta lucha, entraron en contacto con la teoría científica del marxismo-leninismo, teoría que plasmarían en sus Documentos Centrales (Declaración de Principios, Estatutos y Programa de lucha).
A pesar del crecimiento cuantitativo hacia otros estados del país, de la asimilación de la teoría y la experiencia acumulada, reconocemos que nuestras fuerzas son aún pequeñas para las grandes tareas que los objetivos históricos de la clase trabajadora exigen de nosotros. Aun así, reiteramos nuestra disposición a seguir luchando por un sindicalismo de clase y una educación comprometida con los intereses de los explotados.
Desde cualquier trinchera en que nos encontramos, seguimos impulsando los objetivos estratégicos de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación: la democratización del sindicato, de la educación y del país. Sobre todo, ahora que el gobierno de la autodenominada Cuarta Transformación tiene el propósito de controlar y mediatizar a los contingentes de la CNTE a través de sus agentes al interior que, de manera soterrada o descarada, descalifican las tácticas de lucha que han permitido la defensa de los derechos laborales, sociales, sindicales y profesionales de los trabajadores de la educación a lo largo de su historia.
Sirva este espacio para reivindicar a nuestros mártires que han caído en el trayecto de nuestra existencia: Manuel González, Gregorio A. Alvarado López, Pedro y Fidel Moreno, Mario Cervantes, Fernando Ávila, María de los Ángeles Castilleja, Eusebio Trejo, Ariel Calva Cruz.