En 2008 la ONU, establece el 15 de Octubre como el día internacional de la mujer rural. En el mundo la mujer rural representa la cuarta parte de la población (INMUJERES), quienes producen el 50% de la seguridad alimentaria (FAO) y son más del 40% de la fuerza del trabajo agropecuario y pesquero (OIT).
En México, el 21.1% de la población femenina habita en localidades rurales, de los hogares encabezados por mujeres, el 16.2 % se ubica en una zona rural (INEGI), considerando que de los 893 municipios el 54.5% tiene un nivel de marginación alto o muy alto, es decir, no tienen o tienen acceso limitado a los bienes y servicios básicos como agua potable y energía eléctrica; esto implica una desventaja social que impacta en el desarrollo y vida de las mujeres rurales, pues carecen de los medios necesarios que les procure una vida digna.
Las mujeres rurales en nuestro país, se colocan en los índices más altos de:
Analfabetismo. En promedio solo concluyen la primaria, para dedicarse al apoyo familiar, tanto económico como social.
Trabajo no remunerado. Las mujeres rurales destinan en promedio 37 horas semanales a las tareas del hogar, mientras que los hombres 8 horas semanales, además que colaboran activamente en las tareas del campo y otras labores comunitarias.
Maternidad forzada. Se registran más casos de embarazos adolescentes, violaciones y abusos familiares y matrimonios a temprana edad.
Violencia doméstica. Es una constante en las que se encuentran sin salida, pues no tienen acceso a la justicia, por lo que la padecen casi toda su vida, el 46% es la prevalencia de violencia de pareja a lo largo de la vida reportada por las mujeres que hablan lengua indígena y para las mujeres rurales es de 39%.
Inseguridad laboral. Al no tener una estabilidad laboral, son más propensas a emplearse en la informalidad donde carecen de prestaciones como seguro médico, vivienda o jubilación.
Muerte materna. En las zonas rurales carecen de un sistema de salud eficiente, público y gratuito, aunado a la mala alimentación, las extensas jornadas de trabajo y el acceso a sus comunidades, favorece la muerte en su mayoría para las mujeres rurales.
Inseguridad patrimonial. Existen en la actualidad 32, 202 núcleos agrarios en el país, con poco más de 4.31 millones de ejidatarios y comuneros, de los cuales el 71% son hombres y solo el 29% son mujeres (RAN).
En ese contexto, la mujer rural es quien más padece la crisis económica actual, que se manifiesta en el encarecimiento de la vida, que acrecienta la brecha de desigualdad y que se contrapone a los programas que desde las instituciones gubernamentales simulan impulsar en estas fechas. A pesar de estas condiciones, la mujer rural ha sido un referente importante en la lucha por la defensa del territorio, de los recursos naturales, minerales y culturales, son mujeres que con sus limitaciones resisten los embates del capitalismo que pretende apropiarse no solo de su cuerpo, de su vida y su trabajo, si no de su historia.
En este marco, reconocemos el aporte social de la mujer rural, reivindicamos sus necesidades y problemáticas como la necesidad de organización y lucha en la defensa de la autodeterminación de los pueblos, el territorio y los proyectos comunitarios, en la lucha por mejorar sus condiciones materiales que las lleve a una vida digna y las convidamos a fortalecer sus espacios asamblearios e integrarse a la lucha organizada.